Opinión

Brea del corazón

Abres el periódico tras haber estado largamente preparando clases… Y ves lo que tanto temíamos ya hace años en Brea: cerrando fábricas de calzado.

Tras el esplendor de antaño, una supervivencia fluctuante y enseguida el comienzo del peligro más inminente. La desazón continúa. Todo esto duele hondamente.

No hace falta verlo en noticias de ningún tipo. Por desgracia, esto se veía llegar. Y a pesar de motivar en lo posible al alumnado para que no abandonara su pueblo, no fue posible que se quedaran en su patria chica. Auténticos malabarismos y filigrana, virguerías y gran paciencia mientras las temporadas eran una incógnita sustentada, hasta que la actual situación reventó de disgustos para paisanos y allegados, como es el caso de la que suscribe.

Tan solo bastó un curso para casi desde un principio sentirme de la tierra. Arriesgándome, me atreví a dar inglés a primero de Educación Infantil, cuando en Aragón no se contemplaba todavía dicha tarea. Y con mucho gusto lo hice, entre lo escaso que tenía libre. En los momentos en los que fui engullida por los documentos educativos hallados en el antiguo CEIP Diputación Provincial, resultaba más costoso. Sin embargo, bien contenta que me encontraba con los niños de tres años en dicha asignatura.

Evidentemente, y, como siempre, además de en cualquier lugar sobre la capa mundial, no faltan quienes a tus espaldas te clavan puñales mientras de cara muestran una falsa sonrisa, tan bien planeada, que ni se distingue de la verdadera. Y, advertida por los buenos, te aminoran la tristeza que provoca el desconocimiento de lo que tanto creen saber los listos de todas partes con esa astucia tan aplaudida por la mayoría de los conjuntos.

Con toda humildad, y siguiendo el constante recorrido de un itinerario de diez meses en sitios diferentes -a veces de lo más variopinto- debido a la interinidad y una infinita oposición que nos tiene encarcelados a tantos de medio siglo de existencia, aceptas el parón impuesto de no continuar con algo, al igual que te adaptas a lo que nadie quiere por ser la última que aterrizas. Y el stop hispánico se ha de ejecutar como una firme sentencia. Entonces ese algo que hubiera tenido la oportunidad de irse trenzando por parte de manos trabajadoras en la escritura, surcando el papel para trasladar más en positivo lo de aquella gente maja de la Comarca del Aranda que tan dibujada llevo adentro, se trunca de golpe y porrazo.

Más que prometer era un hecho en ciernes. El tiempo, el mejor gran lleno de sabiduría, será quien valorice actos, personas y demás.

La enorme decepción que me ha ido acrecentando se ha visto cumplida. Sí, el calzado, en la zona nuclear de su cuna, uno de los mayores brillos españoles de zapatos, botas, chancletas, sandalias y todo lo que se precie de llevarse en los pies…, ha ido yendo tan a la baja que…

Todo evoluciona. Pensé en haberlo hecho todos nosotros juntos; en cierta estabilidad del currelo; mas… la realidad impera y aquí, aún con los cambios permanentes, lo cual no permite atar cabos sueltos que quedaron por unificarse.

Solamente puedo transmutar de nuevo esta labor comarcal de boca a oreja. Por cierto, dicen que esa es la mejor de las propagandas.

No llevaría cien días que ya me sentía como si fuera de allí de toda la vida, poniendo entre los versos constructores de mi poesía eso de… Brea del Corazón.

Ojalá los tapujos de la mala sombra se entierren a ellos mismos y dejen paso al caminar llano y santo de una humanidad cuyos pies resulten vestidos por las creaciones de estos pueblos.

Que el universo ritualice los conjuros de una suerte hermosa, labrada desde el alma, y te procure lo mejor que haya para un futuro que no se ha de nublar. Que un maravilloso sol ilumine esa senda tan especial que tuve el privilegio de andar por tus lares, ¡mi querida Brea! Que tú y la familia que te rodea podáis reír abiertamente ante una esperanza glorificada en mucha actividad productiva de calidad para que la vida florezca en una primavera que hermane los corazones.

Con mi breve estancia es lo que me dio la sensación de haber logrado, poniendo la primera piedra tanto como profesional docente así como en las demás facetas, desde el espíritu, la cultura y los hechos fehacientes.

Que la magia blanca despierte los dormidos ojos que no quisieron dejar del todo una siesta de lontananzas y que quienes tengan poder te apoyen, sin olvidar que también ellos son mortales y que, nunca mejor dicho, serían capaces de dejar con ello huellas imborrables.

Todo proyecto que tenía para Brea de Aragón en guiones quedó en agua de borrajas. Alguno de ellos más que iniciado y otros, incluso, desarrollados. Pero la marcha, la terrible marcha que persigue con su insistencia… En ocasiones, no estaría mal ver a los juzgantes de no importa qué rincón del planeta cómo se desenvolverían con rotamientos que a veces ni nombre se les puede poner e ir empezando de cero cada vez.

Que un collar de estrellas te sea otorgado y que la palabra trascienda para que todo Cristo viviente sepa que Brea y alrededores son emplazamientos más que dignos para echar raíces.

Que un brote de población absoluta inunde tus calles, como para todo el resto de la España vaciada. Hasta siempre por siempre, Brea de Aragón, Brea del Corazón. Muchísimos ánimos y cariños.