Opinión

Todos juntos

Aunados en uno, escuchando las diferentes versiones de los dos… siempre grandes. ¡El Dúo Dinámico y su canción abanderada en estos días de confinamiento por una guerra implícita, más que subyacente tras semanas y semanas!

Algunos versos de ciertos poemas míos de 1986 en la Villa de la Muerte rezaban en silencio y bajo tierra… La traducción a aquella mi adolescencia sería que pudiera venir algo tácitamente. Ahora, es el propio ambiente creado por el comportamiento de un conjunto mayoritario de humanidad de todas partes el que lleva al imperceptible bicharraco que se ha cobrado tantas vidas inocentes y sigue haciendo agonizar a tantos seres queridos: todos somos hermanos.

Continúo manteniéndome en eso y por lo tanto en el trato a cualquier ser semejante a mí. Actúo, sin haber dejado de hacerlo, con el nadie es más que nadie.
Como por aquel antaño, más bien de hablar poco y, sin embargo, de hacer mucho. Según alguna gente, ejemplo vivo; no obstante, incluso en Huesca, al año siguiente del mencionado, me tachaban de catastrofista pretendientes especímenes en copia personal así como en ejecución de actos culturales.

¡Ese par de cantantes tan geniales de siempre! ¡Qué recuerdos, aunque tardíos ya, después de que la malicia fuera llenando los caminos de cadáveres con sus malas actuaciones! De los miembros de dicho dúo tenía un pariente el amigo de alguien a quien tuve el infortunio de conocer bajo la presión del abandono y peor estar de quienes conocí no más llegar a Zaragoza. Y, más que arrimarse a mí pretendía volverme como él, a quién quité de un fatal vicio y de un largo etcétera en esta vida. Cuando el tal innombrable me comunica que su camarada, pariente del más alto de los del Dúo Dinámico, le advierte que yo no soy como las demás, era más que tarde en demasía: ya había pagado por todos sus errores así como por cuantos de lo peor que conocí no más llegar a la capital más grande de este bendito Aragón.

Entre medio quien pretendió regresar a mí después de haber comprendido mis escritos y de haberlos releído durante al menos una década, quien endiabladamente tras la perdonancia más sincera por parte de mi corazón hacia aquel que hubo tirado las cartas de Amor por la Tierra Santa gracias a la que pude evitar el haber tenido que desaparecer del mapa.

Con constancia, ahí los dos fenomenales cantantes que tuve la gracia divina de poder ver en vivo y en directo el Parque Miguel Servet de la capital oscense de niña, junto con quien ni simulaba ser tato. Nos habían dejado ir solos por ahí hacia final de fiestas de San Lorenzo. En vista de su continuo modo sin evolución, poco a poco me fui acercando a los dinámicos cantarines, hasta que la distancia entre el punto cero de mi sitiada y el escenario era prácticamente nula. Después fui variando de espacio para verlos, escucharlos y, en definitiva, disfrutarlos sin tener por qué ser molestada. Y así me fui llenando de puro gozo desde distintas perspectivas. Mis pupilas fotografiaron a este par ya de por vida.

Un dúo capaz de transportarte a otra dimensión, con su sencillez y su sonrisa ocupando buena parte de los rostros sinceros que, como muchos, seguimos yendo con la verdad por delante. Ellos, referencia de noches y días, ya que ayudan a paliar al menos pequeños trayectos de mal, a olvidar los terribles eslabones soldados que encadenan a causa del origen de quienes se portaron ególatramente con nosotros, los que siempre hemos dado lo mejor y permanecemos en el Amor. El continuo vamos que siempre empleo, este nosotros que nunca he dejado en la cuneta y al que siempre doy respuesta en el tiempo acertado que permite la expresión de un manifiesto de hermandad.

Desgraciadamente, no soy la única candidata a un virus que mantiene al mundo entero en vilo; si no que somos todos. Más que un dúo, somos la Humanidad total, en mayúsculas: por fin una sola voz, todos los Hechos en Uno. Es cosa de cada cual el irse purificando desde las entrañas y que ya baste que nos envidien por ello a los que lo llevamos practicando desde que tenemos uso de razón.

En más que Dúo, una buena parte de las Personas majas en todos los sentidos de la existencia, con todos nuestros defectos, ansiamos se nos deje evolucionar lo más tranquilamente posible, puesto que con ello podemos andar la finita senda de ayudar a hacer algo positivo por los demás, por no variar en nuestra costumbre. Tan solo pedimos poder tener el derecho de hacerlo sin tener que desgastar cada vez hasta el último aliento e irnos regenerando con ese último segundo de casi extrema unción.

Dinamismo igual de cierto que un gran sol, que el astro rey ¡esa sí que es la corona! Y no este puto virraco que se la puso a sí mismo como el Napoleón de pretensiones mandatarias. Ejercicio por parte de todos los sectores de la población de este hermoso país, príncipe de sueños que un día se harán Hecho. Dinamismo incluso de quienes se atribuyen la corona aragonesa añadiendo el nombre de catalano. Ahora somos todos los que limpiamos las calles para desinfectarlas.

Que este Resistiré suene más fuerte que nunca y en todas sus versiones. Y que al menos como poco, a dúo vaya habiendo la fortaleza de una unificación entre seres…