Opinión

La cuarta provincia

Siempre se ha dicho que Zaragoza es la ciudad más grande de Soria como territorio provincial. Vengo de visitar esa tierra antigua, llagada por la pandemia de una forma exponencialmente aristocrática.

El Estado de las Comunidades ha roto el vínculo especial, que más allá de futbolístico era universitario y para la colación laboral, entre el eje del Valle del Ebro y la provincia en que el Duero nace.

Sin embargo, en el plano afectivo, qué duda cabe de que el mismo es superior al que tienen una Huesca y Teruel provincias, excepto el Bajo Aragón, con la capital zaragozana.

Por destino de emigración, los municipios oscenses se llenarán de retornados barceloneses y los del sur de valencianos. Buscando paz, olor a pino y curvas para trazarlas en moto.

La situación en la verdadera ciudad de Machado en los últimos meses ha sido dantesca en el plano sanitario. La mortalidad tan extendida que toda familia está celebrando este mes las exequias funerarias debidas.

La carretera parcheada desde Tarazona por el extenso y bien conservado encinar denota el abandono.

Como bien escribía Delibes, es una penalización la que sufre Castilla la Vieja por presumírsele fidelidad en cuanto a conformadora de la denominada unidad de España. Que ni siquiera es continental.

Madrid no tiene plan y Soria no es ya sino ayer. Precisamente la nueva necesidad de emigración soriana al Distrito Federal continental español está entre las causas, por retorno a confinarse, de la especial y agravada mortalidad. Puesto que del esplendor soriano de Reconquista no queda más que un destino como segunda residencia. Aviso para navegantes aragoneses.

Agravada la situación con una obligada comparación de serranía celtibérica.

El estado de Teruel en cuanto a infraestructuras, respiradores o material quirúrgico, no digamos en cuanto a la posibilidad de ser operado en la propia provincia, no tiene nada que ver con la de la ciudad dura y pura, cabeza de Extremadura. Donde las listas de espera se refieren a la de los hospitales burgaleses.

Es que ese territorio al parecer, como sucede con el Bierzo, queda fuera de la atención de Valladolid.

También de sus posibilidades económicas, situación compartida en toda la España solamente ocupada por cosechadoras que cuestan mucho más de seis cifras y nada más.

Es humano y comprensible que, trazado un compás desde la ciudad capital de ciento cincuenta kilómetros, en la España interior se desatienda la periferia marginal al mismo.

No es lo que ha sucedido en Aragón Oriental, Zaragoza y sus hospitales con una buena dirección del Gobierno de Aragón, han tomado la iniciativa.

En Soria los primeros materiales llegaron desde Arnedo y Aragón.

Recordemos la belleza y relación especial con nuestra cuarta querida provincia. Puesto que una gran parte de los zaragozanos son sorianos de origen con funerales pendientes.

Algo habría que hacer para tirar de ese hilo y que el movimiento se demuestre haciendo camino al andar.

Desde aquí, un medio aragonés, estas líneas con cariño hacia la importancia en nuestros corazones de San Saturio, de Leonor, de los paisajes e instalaciones inmortalizados por David Lean en Doctor Zhivago.

Volveremos sobre Soria y sus paisajes naturales, de importancia europea y que corremos el riesgo de olvidar. Cuando afectivamente también son, como su población, aragoneses por elección.