Opinión

La memoria del corazón

Francisco Javier Aguirre
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Es típica y tópica la frase de que este país entierra muy bien a sus muertos. Se alude, claro está, a las personas conocidas por su trayectoria política, artística, literaria, etc. Nada hay contra el reconocer los méritos de los desaparecidos, pero muchas veces convendría haber ensalzado su valía en vida.

En la nómina de las grandes figuras del mundo artístico y literario que han pasado por Aragón durante el siglo XX, figuran nombres relevantes como Pío Baroja, George Orwell, Ernest Hemingway y André Malraux, entre otros, cuyas personalidades y realizaciones son ampliamente conocidas y valoradas por los expertos.

Pero hay otras personas que quizá no han alcanzado tanto relieve popular en este territorio (la popularidad es una flor efímera que se alimenta de ingredientes no siempre confiables), y que, sin embargo, acumulan méritos importantes. A veces se les suele reconocer tras su muerte. ¿Qué mejor que hacerlo a tiempo, en vida, con ocasión de una fecha importante para ellos?

Me estoy refiriendo a Mikis Theodorakis, icono de la cultura griega contemporánea, que el miércoles 29 de este mes de julio cumple 95 años. Poseedor de una trayectoria creativa de alto voltaje en el mundo poético, escénico, musical y cinematográfico, tiene estrechos vínculos con Aragón, que conviene recordar brevemente.

Pasó de incógnito por nuestra tierra hace más de 60 años, concretamente por la ciudad de Teruel, en 1957, para ambientarse en relación con la que sería su primera partitura dedicada a los Amantes en la película hispano-británica Honey Moon (Luna de miel), estrenada en nuestro país en 1959. Debió de impresionarle la leyenda histórica de estos personajes emblemáticos, porque poco tiempo después compuso un ballet dedicado a ellos que se presentó en París, en el Téatre Sarah Bernhardt (ahora Téatre du Châtelet) con gran éxito y que dio lugar a una película argumental titulada Les Amants de Teruel. Se produjo en 1962, con un elenco que, en parte, ya había actuado en el ballet. Es una película de alta densidad artística, con nuevos temas melódicos y una realización espectacular, que apenas es conocida en España.

Todas estas creaciones, sacadas a la luz a finales del siglo XX, granjearon a Theodorakis la concesión de la Medalla de Oro de los Amantes el año 2000. Por si fuera poco, y como muestra de agradecimiento, compuso a continuación una obra sinfónica que tituló en español Los Amantes de Teruel y que publicó en Atenas su editor Romanos. El estreno absoluto tuvo lugar en Teruel, en junio de 2002, por la Orquesta Nacional de España, única vez en la que esta emblemática formación ha visitado la ciudad en sus más de 80 años de existencia.

Cumplir 95 años no está al alcance de cualquiera y la fecha bien merece una felicitación pública de carácter artístico y emotivo, habida cuenta de lo resumido en las líneas anteriores, y de que existen aproximadamente 200 referencias artísticas (hasta Edith Piaf cantó a los Amantes con música de Theodorakis) y documentos periodísticos, en griego y en francés, que aluden a Teruel y a sus Amantes, que fueron en su momento encontrados, recuperados y analizados por investigadores del IET, en París y en Atenas.

Recordémoslo: el agradecimiento es la memoria del corazón.