Opinión

Irresponsabilidad e insolidaridad

Si no hay un cambio drástico en nuestras conductas, vamos camino a un nuevo confinamiento como el que ya sufrimos en marzo y abril. La irresponsabilidad de unos, la insolidaridad de otros y la falta de capacidad de algunos gestores nos conduce, irremediablemente, a una medida dura para nuestra salud mental y horrible para la economía.

Las imágenes que estamos viendo de violencia absurda y de protestas irracionales corroboran lo que vengo afirmando desde hace tiempo. Una parte de esta sociedad es profundamente inmadura. Otra parte esta enferma, gravemente enferma, de egoísmo y de insolidaridad. Y  los que tienen que poner orden en todo este caos no lo hacen, o no al menos con suficiente contundencia.

Vamos camino a un nuevo confinamiento social, a un bloqueo del sistema sanitario público (aunque el privado no está siendo usado y no entiendo el porqué) y a un fracaso en las expectativas de que la crisis socioeconómica remonte. Pero para algunos no pasa nada, hay que seguir con nuestras fiestas, jolgorios y celebraciones. España es así. Eso dicen algunos, pero yo me resisto a aceptarlo.

España es un país extraordinariamente atractivo, lo nefasto es la gestión que se hace de ella. Y no solo hablo de políticos, sino también de algunos conciudadanos que “pasan” aparentemente de todo y se han tomado la pandemia como si fuera una invención de unos supuestos “poderes fácticos” para controlarnos.

Lo malo de todo ese “circo” que al decir de algunos se ha montado y que no es real es que en las UCI mueren personas, que los sanitarios están al límite, que la macro y la microeconomía se desploma; que toda Europa está tomándose muy en serio el problema y volviendo a ajustar las medidas sanitarias y legales. Lo peor es que la insensatez de unos cientos nos pone al resto en una situación límite.

¿Así es la condición humana? No, así son algunos humanos que no andan muy bien de lo que llamamos los médicos el cerebro emocional, y por lo que estamos viendo estos días tampoco les funciona el otro cerebro; ese con el que pensamos, nos adaptamos a los conflictos, solucionamos los problemas y que siempre se ha considerado exclusivo del ser humano. Visto lo visto, esto último hay que ponerlo en duda. Muchos animales, llamados irracionales, son más competentes que algunos humanos.

¡Parece que no hemos sido capaces de aprender la lección y seguimos desafiando osadamente a la madre naturaleza!