Opinión

Doctora, si usted me lo aconseja, me vacuno

Santiago Morón 2024. Tribuna Digital
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De caótica, como no podría ser de otra manera con este gobierno social comunista, se podría catalogar el comienzo de la campaña de vacunación en España.

No debemos olvidar que, actualmente, estamos en estado de alarma, y que en tal situación el Gobierno se reserva la facultad de coordinar todos los recursos sanitarios del país. Esta potestad la ha matizado en una falsa cogobernanza, que no permite a las CCAA adoptar en todos los casos sus propias decisiones para frenar la pandemia. A la vez que las obliga a llevar a cabo las políticas sanitarias acordadas en el Consejo Interterritorial, las hace responsables de sus propios resultados epidemiológicos.

Ante esta situación no resuelta, de falta de coordinación entre los 17 sistemas sanitarios autonómicos y el Ministerio de Sanidad, España se enfrenta al gran reto de la vacunación de, al menos, unos 30 millones de personas.

“Y usted, doctora, ¿qué opina? Si me la recomienda me la pongo”. Ésta bien podría ser la conversación mantenida por cualquier aragonés en la consulta de primaria. El lugar que realmente determinará el éxito o fracaso de la campaña de vacunación. Porque en las cosas de la salud los ciudadanos quieren que les hablen con cercanía, conocimiento de la materia y empatía, algo de lo que este gobierno carece.

A estas alturas, como si no hubiera habido tiempo para planificar la campaña, hay retrasos en la entrega de las partidas y en la administración de la vacuna. Los profesionales sanitarios carecen de información, más allá de la proporcionada por los prospectos de las vacunas que proporciona el fabricante. Todavía no está claro el sistema de registro de vacunados, y si la administración elaborará listas de no vacunados. Se desconoce el número de vacunados en muchas CCAA y cómo se afrontará la vacunación masiva de la población en los próximos meses.

Las vacunas salvan vidas, es verdad. Pero tanto los profesionales sanitarios, como el resto de la población, tenemos derecho al acceso a una información veraz. Tanto de los beneficios, como de los efectos secundarios o reacciones adversas registradas.

La decisión de vacunarse es una decisión que el usuario del sistema debe tomar libremente y eso implica haber recibido una información previa por parte del profesional que le va a administrar la vacuna.

En ese sentido me planteo, ¿ha recibido el profesional sanitario la suficiente información de la administración sanitaria para informar al usuario?, ¿es suficiente un consentimiento informado verbal para autorizar un tratamiento que está generando tanta polémica?

En mi humilde opinión como usuario, profesional sanitario y político, considero que a este gobierno le sobra el paternalismo que destilan los discursos de su presidente, y le falta transparencia y capacidad para gestionar sanitariamente esta pandemia.