Opinión

El butanero

Existen muchos indicadores que ponen de manifiesto la situación económica en Aragón y en España. El exponente más clarificador es el aumento de la pobreza y, ahora, como si fuera ayer, al butanero lo veo con mayor frecuencia pululando por el barrio de la Almozara.

El Gobierno de Aragón y el de España reconocen que una parte importante de la ciudadanía lo está pasando mal, a pesar de la propaganda orquestada en cuanto a las medidas sociales, léase el Ingreso Mínimo Vital (IMV) que no está siendo agilizado por la Administración del Estado. Y, que dicho sea de paso, el IMV ha venido a quedarse para muchos años, encaminado a evitar ciertas tensiones en la sociedad y, también, para hacer frente a los cambios que se están produciendo en los modelos de producción, el Covid-19 está contribuyendo a agilizar y que, a su vez, miles de trabajadores se están quedando sin trabajo.

Algunos sectores periodísticos reflexionan de lo poco oportuno dicen – por el momento que vivimos – para el incremento de los salarios a los funcionarios y de las pensiones.

Cuando la economía va un poco bien, esos mismos sectores junto con la CEOE insisten en que es necesario mejorar la productividad para ser competitivos; si la economía va mal no puede ser porque se está destruyendo empleo. Parece la pescadilla que se muerde la cola. Olvidan o pretenden hacernos ver que todo ello está pensado, planteado y es lo más sensato para que el país vaya bien. Sin embargo, organismos internacionales: Banco Mundial (BM), Fondo Monetario Internacional (FMI), Banco Europeo (BE)…. Nada sospechosos y respetuosos con las reglas de la economía capitalista, han manifestado que hay que estimular la economía. Una parte corresponde a los salarios y convendría que recuperasen poder adquisitivo, sobre todo, porque se estima que un 25% de los trabajadores en Aragón no llegan a cobrar ni el Salario Mínimo Interprofesional (SMI).

Lo de estar en la Unión Europea está bien y es muy importante, pero España necesita estar en Europa a todos los niveles, también económicamente, para acercarnos paso a paso a la igualdad. La Unión Europea debería representar un todo capaz de influenciar, a la misma velocidad, en todos los estamentos administrativos.

El butanero – un trabajo muy duro – refleja que la ciudadanía no puede hacer frente al gasto energético: luz y gas. Las compañías energéticas siempre aprovechan el invierno para incrementar el recibo y, muchas familias, no pueden calentarse.

No íbamos bien; ahora tampoco.