Opinión

Mezcla entre inconsciencia y voluntad

Sí somos, conocidos y extraños de nosotros mismos, los que una y otra vez indagamos desde adentro como exploradores del interior que nos acoge.

El cerebro, el máximo desconocido, y del cual parte todo, naciendo a la vida con el acompañamiento del resto de un cuerpo que nos traslada de un lugar a otro y es parte y arte vehicular en nuestra existencia… Ese sitio mágico y peligroso al mismo tiempo… No podemos bajar de nosotros mismos para ver su comportamiento. Sin embargo, es nuestro gran maestro, junto a las emociones, sentimientos, vivencias y experiencia.

Por las venas la roja sangre que nos anima a proseguir, los pies caminantes que nos llevan adonde es necesario; las manos dispuestas al laboreo y delicadamente entrenadas para ir sumando en pequeñas perfecciones; y, por supuesto, el corazón. Procurarse la mejor de las amistades con él es rasgo fundamental para ir avanzando del mejor modo posible.

Dentro de estos tiempos convulsos en los que prácticamente lo más dificultoso son las relaciones humanas, es aconsejable quererse mucho así como amar a los otros de la misma manera.

Mente y consciencia, apuntes desde el silencio. Volver a lo mejor de nuestras raíces, y evolucionar con la confianza de que al final las cosas siempre salen bien.

Viajeros en el tiempo, y todavía sin saber realmente de nos, venga a andar. A veces con parones absolutamente necesarios y llenos de sanidad. La santidad de la que no carecemos es la de seguir en pie tras las caídas.

Comandancia de soles en una sonrisa poeta que mande a enterrar lo que nos estorba. Ya aprendimos lo que fue menester, y los días venideros serán los que nos vayan purificando el alma a base de versos escritos o no, por medio de bajones que nos harán subir con más y mayor fuerza.

En una ocasión sentí en el cementerio de las rosas a la tierra que más quiero, pero a pesar de los pesares, siempre renace. Ejemplo de ejemplos para mí, todavía en mi memoria por toda la eternidad. Aún le sigo componiendo canciones, poemas y dibujándola también desde lo más sagrado.

El calendario da la razón a la sinrazón de lo que puntualmente no llegamos a entender. Mas la comprensión y la compasión ordenan lo caótico que nos acecha en momentos de desamparo.