Opinión

Más bien gris claro

A veces el ruido tapa lo valioso de la mayor apropiada sonoridad y entonces es cuando no ha lugar a que podamos tener capacidad de discernimiento puntualmente.

Mientras el búho en la noche abre sus ojos como platos llenos de lucernas, nuestro inconsciente más inmediato (y el menos) trabajan en lo suyo.

El gris que nos rodea tiene sus matices. Y los claroscuros forman parte del cuadro. Escorzos aquí y allá, que no son sino esfuerzos con los que alimentamos nuestra labor de ser personas.

Las alondras de la mañana siempre nos ayudan, encargándose de despertarnos.

Así como la rosa se va despetelando y quedando en la esencia pura de su estructura es como se viste la base de nuestra parte fundamental como seres humanos.

Es positivo hacer buenas migas con la Esperanza. Esta lleva mudando de color desde distintas gamas de verde. Es una señora que por segundos se nos torna un tanto caprichosa. Por eso hemos de tener a mano las pinturas y empujarle un poco cuando las circunstancias, o nosotros mismos, no nos echamos un cable.

Quizás para las miradas, llenas de luz interna, siga siendo mejor compartir el quehacer y vibrar en lo perenne, aceptando que las sombras asimismo están ahí.