Opinión

Sin rumbo

La última que me compré fue una preciosa de seda, para complementar mi traje que, según los estatutos de la Orden de Caballeros Templarios Federiciani, también ha de ser de color negro.

Tristemente, ayer lo vestí para despedir a un Buen Hombre, a D. Manuel Almor, Canónigo del Cabildo Metropolitano, en un Altar mayor de la Basílica de Ntra. Sra. Del Pilar rebosante de personas, de cariño y emoción.

No voy a decir que alguna vez no me la haya puesto con el traje, pero me gusta llevarlas. Decía mi madre que lo había heredado de mi abuelo materno, que siempre iba muy elegante, “más chulo que un ocho”; espero que, llegada mi hora, me venga a buscar con mis padres; será fácil reconocerle: enfundado en un precioso traje gris, con su Borsalino a juego y, por supuesto, su corbata con nudo perfecto.

Pase que, hoy en día, haya hombres (con perdón) que, al vestir traje, no incorporen la corbata; por moda, por comodidad (me resulta incómoda, me aprieta demasiado… ); cada cual es libre, por necesidad o pensamiento individual, de incorporarla o no a su atuendo. De igual manera que, un servidor, es libre de emplearla, tras anudarla con el Windsor.

Pero, lo que resulta inconcebible, surrealista e, incluso (como se dice en la obra de Mario Puzo), deviene en un insulto a nuestra inteligencia, es que nuestro presidente no solo recomiende no llevarla, relacionando la corbata y el ahorro energético.

Verá, para pedir a los ciudadanos que ahorren energía, un buen mandatario ha de dar ejemplo en primera persona; pero no con la ridiculez (como han expresado los empresarios textiles) de no usar corbata sino de no dilapidar el pecunio público (que, Excmo Sr., no es suyo; es nuestro) empleando Falcons vacíos, Audis vacíos y Súper Pumas vacíos (creo hasta seis en el mismo viaje, según la prensa) para desplazarse por el reino.

Además, le ha traicionado lo del lenguaje inclusivo porque dice que ha “pedido a ministros y ministras que no lleven corbata…”. Para que una ministra deje de usar corbata, lo primero será que la utilice; digo yo. Y no veo a muchas de ellas vistiendo traje. Al menos, de manera habitual.

Este equipo de gobierno no sé si nos gobierna o se levanta cada mañana pensando a ver a qué sector productivo le hace la “puñeta”. Un ministro, que si la carne (los empresarios del sector, obviamente, furibundos); ahora, el propio jefe del grupo “hace amigos” con los empresarios del textil y de la moda y, de paso, nos toma el pelo a los ciudadanos.

Que tiemble José Mota. Le ha salido un duro competidor.