Opinión

Presencias en la ausencia

Parece un título de novela de la Luz Gabás, que vive en Ansils, pero es un balance. Se decreta el comienzo de un nuevo año escolar. En este país y sistema que confunde educación con enseñanza, en que los habitantes de núcleos abandonados reivindican que se transporte a sus hijos en taxi por el Gobierno de Aragón quemando gasoil por el territorio.

Porque no se tiene derecho a la educación, se insiste, sino a recibir enseñanza aparcada y rígida.

Celebrado el festival latino de Zaragoza que ha revelado, lo ha dicho De La Figuera, la pujanza creativa libre de los grupos mexicanos o argentinos, lo encorsetados que parecen todos los músicos indie españoles en su género y que la emigración americana que mantiene hostelería y territorio ha podido celebrar una fiesta en el lugar elegido para vivir. Más allá del día nacional colombiano en la Feria de Muestras.

Agradecemos su necesario servicio prestado para mantener esa única industria existente en el territorio aragonés que ha pasado a ser la hostelería. Sin ella, poca venta de los alimentos y vinos de calidad de proximidad.

El rescoldo de fiestas y festivales -ha sido casi una pesadilla relacionarlos y no digamos medir su calidad e incidencia por tratarse de verbenas post pandemia- es tan profundo que se ha calentado aún más la tierra con decibelios y, si llueve, será porque reventará.

Queda el territorio nuevamente vacío tras el verano de alcaldes sudando el goterón, porque no se les vaciarán los depósitos del agua y garantizar el servicio de piscinas, llevado a cabo como si toda la cuenca de Aragón no padeciera una situación de emergencia.

Tras no mirar el río seco, que se rellene el vaso de la olímpica y que no se seque el cañero de Ámbar o San Miguel, las familias estas que veranean cargando a los abuelos de cada pueblo volverán al punto de partida de la vida cotidiana de poliactividad en Zaragoza, Huesca o Barcelona sin haberles transmitido nada a los pocos críos que ya nacen de condición veraneante.

Los dos o tres por añada que con suerte quedan en cada población, preocupados por cumplir sus sueños de espaldas mojadas de la educación. Midiendo si en Jaca, o Alcañiz, o Caspe pueden desarrollar esa FP de primero de mecánico de moto de competición que han empezado sus amigos del lugar, los que tengan cómo que en hay abundantes.

Elijan lo que elijan, más que dual, la FP relacionada con el territorio parece la dicha dividida por diez. Será que como las explotaciones agro ganaderas no tienen futuro más que para cuatro familias, no se nos ocurre nada con que no abandonar a los críos a emigrar. Pero luego se habla de repoblar.

En tiempo de otoño un recuerdo especial para los verdaderos conocedores del territorio que ocuparán con cuentagotas Aragón.

Para los cazadores de becada de Tolosa (Guipúzcoa) del Sotillo de Berdún, la asociación cultural de Biniés “El Focillo”; los grupos de montaña de Jaca, Sabi o, increíble, Broto; los organizadores del festival de cine de Boltaña “Espiello” o los cuatro locos que mantienen con pasión el semillero de semillas tradicionales de Sobrarbe…

Para los que cosen, urden, fijan el territorio durante el curso escolar.

Cómo no y un recuerdo emocionado a quienes mantienen la ilusión de seguir formándose de los adultos de las comarcas, a tantos médicos y trabajadores sociales rurales, para los profesores de CRA épicos y, sin dudarlo, para los secretarios y secretarias de Ayuntamiento que ayudan a tapar tantas goteras, haciendo que pinten los que nunca pintamos.

Para los organizadores del festival de Artieda, dinamizadores tales como la “Asociación Mariano Rubio” de pintores de Calatayud. Expendedores de felicidad nunca cartesiana, programadores de llenar de contenido propio, sois vosotros quienes me parecéis patrimonio de lesa humanidad.

El mismo inventario se podría hacer en Teruel. Truferos, los de Santa María de Albarracín y, si existe me matricularé, la cofradía de podadores de chopos cabeceros y de amantes del pino negro de Gúdar…

Para ese verdadero Aragón que arranca y que también constituyen las concejalas y concejales que reparan las redes de los barcos que son los ayuntamientos, zarandeados en verano por olas de gran marejada de exigentes, de vocación incomprendidos, esos que desplazan a los abuelos sin familia a centros de salud y hospitales, los que luchan porque tienda de proximidad y bar sin fiscalidad reducida abran…

Feliz año nuevo.

Sois arte, un ikebana, una flor contra todo pronóstico, la bruma del sumie chino que matiza y delimita el pino. No nos regiremos por lo lleno ni que eso sea felicidad, mucho ánimo y aquí estamos para lo que necesitéis.