Opinión

Suicidio ampliado o violencia vicaria

Se denomina "suicidio ampliado" (u homicidio compasivo) a la situación delictiva que se produce cuando una persona da muerte a otra a otra, teóricamente, para evitarle “supuestos males y desgracias”, males que el homicida tiene el convencimiento “delirante” de que van a ocurrir y que la víctima tendrá que soportar sin ningún género de dudas. Este tipo de conducta no aparece solo en los parricidios, sino también en otras circunstancias vitales.

Se denomina "suicidio ampliado" (u homicidio compasivo) a la situación delictiva que se produce cuando una persona da muerte a otra a otra, teóricamente, para evitarle “supuestos males y desgracias”, males que el homicida tiene el convencimiento “delirante” de que van a ocurrir y que la víctima tendrá que soportar sin ningún género de dudas. Este tipo de conducta no aparece solo en los parricidios, sino también en otras circunstancias vitales.

Por otro lado, se entiende como "violencia vicaria", concepto no médico, como aquella agresividad que se ejecuta por parte de uno de los progenitores (hombre o mujer) sobre los hijos, con el objeto esencial de causar el mayor daño posible al otro progenitor, con quien se está habitualmente inmerso en un divorcio contencioso. Es decir, estaríamos ante un acto de venganza feroz sobre el otro cónyuge para hacerle sufrir de la forma más intensa y duradera posible.

Y esto ha sido probablemente lo que ha ocurrido hace unos días en el parricidio de Gijón, sobre todo cuando según las ultimas noticias que han ido apareciendo, el homicidio de la menor por parte de su madre se produce muy poco después de que el juez haya otorgado la custodia al padre, tras cinco años de pelas judiciales y amenazas de malos tratos por parte de la madre.

Conviene diferenciar por lo tanto entre “suicidio ampliado”, trastorno psiquiátrico con ideas delirantes de perjuicio y ruina, con el que el homicida pretende evitar sufrimiento a la víctima, y lo que se denomina “violencia vicaria”, que consiste en una conducta cuyo objetivo esencial es producir el mayor quebranto y dolor posible al otro progenitor, incluyendo, si es necesario, provocar la muerte del hijo cuya custodia está en litigio.

El "suicidio ampliado" es un trastorno muy frecuente en los parricidios cuando, ya sea el padre o la madre matan a sus hijos, creyendo que las ideas delirantes de ruina que tienen estos son absolutamente ciertas y reales y que, por lo tanto, su familia va a sufrir todo tipo de desgracias. Cuando se producen estas conductas homicidas suelen seguirse del suicidio del progenitor.  

El análisis del “suicidio ampliado” hay que hacerlo desde la psicopatología forense como un estado de enajenación, en la que existe una merma importante, cuando no anulación completa, de las bases psicobiológicas de la imputabilidad (libertad volitiva y capacidad de comprender la ilicitud de la conducta), aunque haya podido existir incluso una cierta premeditación en la ejecución del hecho, aspecto este que cuesta ser aceptado y comprendido por los no expertos.

El objetivo que tiene el agresor en los suicidios ampliados, cuando estos se llevan a cabo por los padres, no es otro que evitar pesadumbres, desgracias y situaciones calamitosas que “creen” que su hijo va tener. Y esa creencia delirante que tiene el progenitor causante del homicidio es irrebatible por medio de cualquier razonamiento lógico e impregna toda su vida emocional.

Las medidas de seguridad (tratamiento médico y psiquiátrico), en los casos en los que quede acreditado el suicidio por compasión, debe ser prioritaria a la pena o medida retributiva que el código tenga asignada. No en balde, estamos ante un trastorno mental grave con unas consecuencias terribles.

Cuando hablamos en cambio de "violencia vicaria", estamos ante una situación psicopatológica muy diferente. Aquí lo que hay ante todo son unos deseos de venganza, de revancha, de ira y odio tan intensos hacia el otro cónyuge que la agresión (con frecuencia muerte del hijo) tiene como objetivo castigar al “adversario” o “enemigo”, en esa guerra en la que, por desgracia, se convierten con frecuencia los divorcios contenciosos.

En la "violencia vicaria" lo que hay es ante todo represalia y frustración por parte de uno de los progenitores. Se pretende decirle a través de la conducta criminal al otro cónyuge: “no será para mí, pero tampoco lo será para ti”. Actitud abyecta, enfermiza y completamente opuesta al amor y cariño que unos padres deben profesar a su hijo.

La "violencia vicaria" es una de las formas de conducta criminal más desalmada y brutal que existe, requiriendo para su ejecución, en mi opinión profesional, un cierto desequilibrio mental del que la realiza, así como una gran dosis de odio, irracionales ideas de venganza y un rencor fuera de lo común.

No obstante, y aun aceptando las premisas anteriores, cuesta entender en un análisis racional y aséptico, un acto tan antinatural como es la provocación de la muerte del hijo en manos de uno de los padres con el objetivo esencial de dañar, de la forma más sádica posible al otro.

Y para concluir, y por si no había quedado claro, algo muy importante y que no debemos dejar en el tintero. La llamada "violencia vicaria" se puede consumar tanto por el padre como por la madre. Según los últimos datos mediáticos parece ser que es lo ocurrido en el caso de Gijón, siendo la madre quien, presuntamente, habría asesinado a su hija haciéndole ingerir diversos psicótropos.