Opinión

Diario de Teruel, un paso al frente

Para quienes llevamos media vida habiendo residido, primero, y manteniendo luego el mismo o mayor interés por las cosas de Teruel, ha sido una magnífica noticia la puesta a disposición de los lectores toda la colección del Diario desde su fundación en 1936 hasta la actualidad, y en consulta libre a través de su plataforma, una vez concluido el proceso de digitalización. 
Francisco Javier Aguirre
photo_camera Francisco Javier Aguirre

Para quienes llevamos media vida habiendo residido, primero, y manteniendo luego el mismo o mayor interés por las cosas de Teruel, ha sido una magnífica noticia la puesta a disposición de los lectores toda la colección del Diario desde su fundación en 1936 hasta la actualidad, y en consulta libre a través de su plataforma, una vez concluido el proceso de digitalización. 

Resulta meritoria también la tarea de la Hemeroteca municipal de Zaragoza al tener digitalizada buena parte de la prensa aragonesa desde sus inicios, pero el paso dado por el Diario de Teruel es extraordinariamente eficaz porque permite consultar desde cualquier conexión a Internet el día a día de una ciudad y una provincia que tiene extendidas ramificaciones personales a lo largo y ancho no solo de España, sino también de Europa y del mundo.

Por lo que a mí respecta, significa un magnífico elemento de trabajo porque estoy empeñado en contar la pequeña historia personal del casi medio siglo vinculado a Teruel, en aspectos tanto profesionales como personales. Mantengo una relativa buena memoria, pero hay fechas, datos y personas que sin la ayuda del Diario de Teruel me sería muy difícil precisar.

Desde este otro medio de comunicación aragonés, quiero felicitar a los colegas de Teruel, en particular al actual director, a quien conocí de niño, y a su magnífico equipo de redacción y administración –citaría a varias personas en concreto, pero no hagamos discriminaciones entre colegas– por haber conseguido algo a lo que particularmente aspiré durante mucho tiempo.

Y estoy seguro de que esta misma satisfacción les cumple a muchos turolenses, a muchos aragoneses y a muchos españoles, porque se ha puesto en práctica el afortunado eslogan de que Teruel existe.

Tras esta calurosa felicitación, voy a concluir con un episodio lamentable. En octubre de 2005 se convocó en Zaragoza, por el Ministerio de Cultura, una reunión profesional titulada ‘Los Archivos Municipales en la España Democrática’. Intervino el director del archivo de la Diputación Provincial de Valladolid que fue repasando la situación provincia por provincia. Al llegar a Teruel dijo textualmente: «A nivel archivístico, Teruel no existe». Me levanté como un rayo pidiendo la palabra. Tardaron en dármela. Acusé de ignorancia supina al rimbombante archivero. Al día siguiente, tuve el placer de regalarle los primeros cinco volúmenes publicados por el IET, entre 1982 y 1988, en los que se recogen los registros de toda la documentación anterior a 1700 existente en la provincia. Documentación microfilmada por completo. Y aún no había aparecido el sexto volumen dedicado al catálogo del Archivo de la Comunidad de Teruel, que se publicó en CD-ROM al año siguiente. Conclusión: no hemos sabido hasta hace poco vender lo nuestro.

El Diario de Teruel, con su trayectoria y su última iniciativa, ese paso al frente en el ámbito tecnológico, acaba de corroborar lo que afortunadamente, y al margen de ideologías políticas, es una gozosa realidad: que existimos.