El título de esta novela bien podría dedicarse al actual equipo de Gobierno PP-C’s del Ayuntamiento de Zaragoza por su pasividad en la promoción económica de la ciudad y en la captación de inversiones empresariales en proyectos estratégicos e innovadores, especialmente industriales. Un buen gestor público debe acreditar liderazgo y visión de futuro. Una actitud proactiva, con prioridades correctas y que sepa identificar las oportunidades, es esencial para salir de la irrelevancia y el provincianismo en un mundo tan competitivo y globalizado.
El alcalde Azcón debería olvidar el marketing e imitar las buenas prácticas que se están llevando a cabo en otras ciudades. Mientras él se fotografiaba tomando el primer tren de Ouigo a su paso por Zaragoza, iniciativa en la que no le cabe ningún mérito, el alcalde de Valencia se reunía con los dirigentes de Iryo para captar su sede, creando 250 nuevos empleos. Y mientras Azcón estrenaba una zona de juegos en Parque Venecia, el alcalde de Vigo presentaba su proyecto de candidatura para albergar una fábrica de baterías que contrataría a 900 personas. Mención aparte merece su pasividad ante la futura Base Logística Militar que va a generar 2.000 nuevos empleos en Córdoba, iniciativa en la que esta ciudad volcó sus esfuerzos mientras Zaragoza no mostró ningún interés.
La consecuencia es que nuestra ciudad ha perdido más de 1.000 empresas desde 2018, mientras que Valencia ha ganado más de 4.000 y Sevilla y Málaga más de 2.000. Hemos pasado, según datos del INE, de tener en 2015 el 1,42% de las empresas del país a tener el 1,32% en 2022. O que en Aragón sólo el 15% de nuestros jóvenes están emancipados (frente al 15,9% de la media nacional) y un 24,2% de las personas que trabajan está en riesgo de exclusión social, como muestra el Consejo de la Juventud de España. Todas estas cifras muestran la paulatina pérdida de peso y relevancia de Zaragoza en el concierto nacional.
Zaragoza necesita un nuevo impulso para ser una ciudad cosmopolita, con capacidad de transformación y de proyección internacional. No están ayudando tampoco otros factores como el infierno fiscal de Aragón, el deteriorado clima institucional y una maraña burocrática y normativa que ralentiza cualquier tipo de proyecto.
Vista la situación, desde la oposición el Grupo municipal de Vox ha ido presentando iniciativas estratégicas e innovadoras, anticipándose al futuro y que hagan de Zaragoza la capital industrial y tecnológica del Norte de España que merece ser. Proyectos de alto valor añadido y de generación de empleo, como una futura Zona Franca, una candidatura de fábrica de baterías (¿habrá tenido constancia el grupo TATA del informe que se elaboró en su día a instancia nuestra?), otra para una fábrica de microchips (incluso antes de la presentación del PERTE del Gobierno de España), la captación de personas de alta cualificación que teletrabajan -los llamados nómadas digitales-, impulsar una candidatura para ser, junto con Teruel, cosede de la Agencia Espacial Española o la potenciación del Aeropuerto de Zaragoza y los corredores ferroviarios, así lo atestiguan.
El fomento empresarial, gran olvidado por la actual coalición de Gobierno municipal, no se puede reducir a la mera gestión administrativa de subvenciones. Por ello VOX propone también que tanto la Ventanilla Única Empresarial como la Oficina de Captación de Inversiones actúen de forma proactiva captando nuevos proyectos para la ciudad, con una hoja de ruta clara, medible y con un sistema de rendición de cuentas. No podemos olvidarnos de nuestros polígonos industriales, algunos de ellos sin fibra óptica o con precarias conexiones a Internet.
La reindustrialización de Zaragoza, el fortalecimiento de las clases medias y el porvenir de los más jóvenes están en juego. Por ello la altura de miras, la creatividad y la ambición por mejorar sus esperanzas de futuro deben ser la brújula que guíe la acción de Gobierno ahora y en la siguiente legislatura. Emulando a Einstein, si buscas resultados distintos hay que hacer cosas distintas. Y VOX seguirá luchando para despertar al gigante dormido que es Zaragoza.