Se acerca la fecha del 5 de marzo, que aunque festivo en la ciudad de Zaragoza, suele pasar bastante desapercibido y no es muy conocido el motivo de su celebración. Básica y llanamente, la Cincomarzada, nombre con el que se denomina el día, es un acontecimiento que se celebra anualmente como fiesta popular solo en la ciudad de Zaragoza, conmemorando un enfrentamiento durante la guerra carlista entre zaragozanos y tropas carlistas que intentaban tomar la ciudad, y que tuvo lugar entre la madrugada y la mañana del 5 de marzo de 1838.
Los sucesos de aquel día, que se enmarcan en la I Guerra Carlista, que se desarrolló entre los partidarios liberales de la reina Isabel II (hija de Fernando VII) y del absolutista Carlos María Isidro, hermano de Fernando VII, apoyado en su lucha por los sectores más conservadores, consistieron principalmente en que aproximadamente unos 2.000 (algunas fuentes citan 3.000 más 250 de caballería) del bando carlista, comandados por el general Juan Cabañero y Esponera, mediante un plan planificado y organizado accedieron de madrugada a Zaragoza a través de las Puerta del Carmen y la de Santa Engracia, con el objetivo de tomar la ciudad, muy importante debido a su posición estratégica, entre Cataluña y el País Vasco.
Pero a los atacantes, que creían iba a ser fácil debido a las escasas tropas que defendían la ciudad, todo se les fue al traste cuando los propios vecinos, tanto hombres como mujeres, sumándose en apoyo decisivo a las exiguas milicias liberales que había en la ciudad, iniciaron una improvisada defensa armados con toda clase de armas blancas, aperos de campo y lo que tuvieran a mano, a la vez que desde ventanas y balcones se les lanzaba agua hirviendo, macetas, muebles y todo lo que pudiera lanzarse, lo que motivó el fracaso de los atacantes y su huida de la ciudad. Y es que vamos, como si nadie supiera como se las gastaban los zaragozanos, que ya tuvieron ocasión de demostrárselo a los franceses treinta años atrás durante los sitios de la ciudad, donde cada casa y cada calle se convirtió en un fortín defensivo difícil de tomar.
Según datos que se publicaron en el “Diario de Zaragoza”, primer periódico diario que hubo en la ciudad, y cuya duración en el tiempo se extendió desde enero de 1797 hasta 1908, en el enfrentamiento murieron 217 carlistas y 800 fueron hechos prisioneros. Las bajas en las filas liberales y ciudadanos fueron inferiores: 11 muertos, 50 heridos y 54 prisioneros.
En numerosos escritos se cuenta la anécdota que dice que el propio Cabañero, desconocedor del desastre que estaban sufriendo los soldados que dirigía, había pedido un chocolate caliente para desayunar, pero cuando le comunicaron lo sucedido, escapó a toda velocidad por la Puerta de Santa Engracia sin probar su desayuno. Dos años después, tras la firma del Convenio de Vergara que puso fin a la Primera Guerra Carlista, Cabañero entró en Zaragoza con el ejército isabelino. Los zaragozanos, que no habían olvidado su prisa en marcharse, le gritaban “¡Cabañero, que se te enfría el chocolate!”.
Por este levantamiento popular y valor de los zaragozanos, la regente María Cristina, en nombre de su hija, Isabel II, le concedió a la ciudad tanto el título de “SIEMPRE HEROICA” como la orla de laurel en su escudo. En las calles de la ciudad, quedan como recuerdo de este día histórico dos calles, la Cinco de Marzo en honor a ese día y la de Capitán Esponera, próxima a la Puerta del Carmen por donde intentó colarse el ejército carlista, al igual que por la desaparecida Puerta de Santa Engracia., desarrollándose los principales combates aparte de en ambas puertas, en la actual Plaza de España, la plaza del Mercado, el Coso y el barrio de San Pablo.
Desde entonces, los zaragozanos decidieron salir a celebrar el hecho cada cinco de marzo a la arboleda de Macanaz. Posteriormente, sería festivo en momentos como el Bienio Progresista, durante la 1ª República, y de forma casi definitiva desde 1875, a partir de la Restauración Borbónica, suprimiéndose el día festivo en 1937, cuando el ayuntamiento franquista de Zaragoza suprimió esta fecha, ya que los Carlistas fueron parte de las fuerzas que se sublevaron contra el gobierno de la II República. Incluso para intentar borrar el hecho de las calles, también se cambió el nombre de la calle Cinco de Marzo por el de Requeté Aragonés, que nuevamente volvió a restaurarse en 1979 tras la llegada de la democracia y el primer ayuntamiento democrático, que restauró igualmente el día festivo, convirtiéndose el Parque del Tío Jorge como el lugar elegido para celebrar todo en torno a la Cincomarzada, donde aparte de los posibles actos oficiales, se celebra con tradicionalmente con comida y bebida traída por los propios ciudadanos, todo ello amenizado con buen ambiente, música y juegos, intentando pasar un ameno día festivo ¡y que dure!