Opinión

Amor y economía

¿El amor entiende de economía? En cualquiera de los casos, el día de San Valentín me invita a escribir sobre el título referenciado. Parece ser que fue en 1948 cuando Galerías Preciados instauró esta celebración de la mano del santo Valentín de Roma. Afecto y dinero se dan la mano.

¿El amor entiende de economía? En cualquiera de los casos, el día de San Valentín me invita a escribir sobre el título referenciado. Parece ser que fue en 1948 cuando Galerías Preciados instauró esta celebración de la mano del santo Valentín de Roma. Afecto y dinero se dan la mano.

¿El dinero afecta a la relación de la pareja? Si el dinero es un medio para la supervivencia del ser humano, por proyección lo es para la pareja. Sin duda, el dinero permite vivir de una manera digna, proporciona tranquilidad, estabilidad, fortaleza…Y otro aspecto, el ir cumpliendo objetivos financieros conjuntos produce autoestima y mejora de la relación.

No olvidemos que el matrimonio es una sociedad conyugal… y una sociedad económica. Nos guste o no, el matrimonio es un contrato, religioso y/o civil y mercantil. Y sus condiciones económicas se reflejan en diversos regímenes matrimoniales. Resultando de los más utilizados en nuestro país el régimen de gananciales y el régimen de separación de bienes.

El régimen económico matrimonial en gananciales es aquel donde todas las ganancias y beneficios obtenidos durante el matrimonio por cualquiera de los cónyuges forman parte de un fondo común. Hace falta el consentimiento de los ambos para vender bienes, pero también para gestionarlos y administrarlos.

El régimen económico matrimonial en separación de bienes es aquel que cada cónyuge mantiene su independencia económica. Cada uno puede disponer de sus bienes con libertad, y no necesita el consentimiento del otro. Cualquiera de ambos regímenes puede pactarse antes o después de la fecha de la boda.

Si no se pacta otro régimen, el de gananciales es el que se aplica generalmente, salvo en algunas regiones, por ejemplo Cataluña. Y, como conocen, cuando dos personas contraen matrimonio en Aragón generalmente lo hacen bajo la fórmula de "consorcio conyugal". El Código Foral de Aragón determina algunas características, una de ellas que protege a las esposas.

¿Alguien cuestiona que el amor genera impacto económico? ¿Cuánto cuesta pasar por el altar o por la oficina civil correspondiente? Cualquiera de las bodas es un momento importante en la vida de muchas personas, y por supuesto se convierte en uno de los "puntos transcendentes" en la economía de las parejas (y en la de sus familias).

Y la familia crece. Es evidente que tener hijos es una felicidad, pero… cuesta dinero. Desde antes del nacimiento, la pareja está ocupada en la reorganización por la situación que se avecina. Y casi en cada paso hay que pensar en su impacto económico, desde la ropa premamá, ropa y enseres para el recién nacido, guardería, educación, cuidadores…

¿Y el desamor? La realidad es que existe un alto porcentaje de matrimonios que acaban en separaciones y divorcios. Lo que implica un esfuerzo económico para ambas partes, reparto de bienes, de responsabilidades económicas… y supone dejar de compartir ingresos y gastos. Se genera nueva situación financiera.

La economía influye en momentos importantes de la vida de la pareja. El intento de tener finanzas sanas debe ser un objetivo irrenunciable para la pareja. Siempre defiendo que un adecuado conocimiento de las finanzas personales y familiares permitirá la toma de decisiones correctas.

Si la fidelidad y la lealtad siempre es fundamental, mucho más en la sociedad matrimonial económica. Es importante y necesario tener unos mínimos de compatibilidad financiera, conocer, conversar mucho sobre la situación económica familiar (incluido los hijos), los gastos deben ser "un libro abierto", marcarse objetivos financieros comunes, tomar decisiones compartidas, enseñar el valor del dinero a los niños… Si nos repartimos las tareas, la gestión y administración del dinero, no, siempre contabilidad conjunta. Olvidarse de lo tuyo, de lo mío, para pasar a ser lo nuestro.