Opinión

Del conocimiento de las obsesiones ajenas

Baltasar Gracián fue un ideólogo de misal, un brillante hacedor de recetas magistrales para no salirse del tiesto. Un monje guerrero jesuita, su obsesión: recetar prudencia.

Baltasar Gracián fue un ideólogo de misal, un brillante hacedor de recetas magistrales para no salirse del tiesto. Un monje guerrero jesuita, su obsesión: recetar prudencia.

Pero la prudencia se lleva mal con la necesidad. La prisa sin sustancia está demasiado bien vista, porque parece productiva. No veas series y no tendrás de qué hablar. Difícilmente casan prudencia y cuenta de explotación, prima de productividad.

Es tentador para cualquier patito feo, de casa pobre, orgulloso inculto al que no le gusta el boniato por no terminar bachillerato, usar el poder, administrar dejando colocados a los suyos o exigiendo el voto de sus nuevas incorporaciones.

Los partidos los conocen y persiguen: la bipolaridad es una energía renovable. Ya antes se han sacrificado por lo que sea, las simples asociaciones de vecinos buscan esta clase de… ¿patriotas, héroes, entregados a los demás? Qué pensáis de vosotros un domingo por la tarde, os recordó Sorogoyen en “El Reino”. Yo no formo parte como vosotros de esa estructura, sí de la trucada no real de que se accede a los méritos no por demérito.

Conozco una comunidad en que una vecina se propuso para ser presidenta vitalicia, dos asociaciones de truficultores entre quince productores del mismo pueblo, presidentes de Cámaras Agrarias sin retribución aparente que han sido vitalicios.

Allí los tenemos otra vez a los incrustados en política, en peonza de supervivencia de a quién agradar siempre, quien te rade ese voto que era tuyo, haciendo bases de concursos con una ley de Yolanda. Para poner puente de plata a interinos, norma que es excepcional como la contratación en pandemia que ya empieza a desfilar. Para favorecer a tanto vacante, la mayoría de los cuales recuerda la raspadura de rodilla que se les hizo al arrodillarse antes del nombramiento. No la han olvidado ni habiéndose comprado con la primera nómina un pantalón gris, que va con todas las chaquetas. Porque siempre seremos del que gane…

A veces apuestan antes y cometen errores unos y otros, pero las amnistías son universales si se forma parte del sistema. Caes como en una ruleta rusa, hay porcentaje pero poco y alguien tiene que hacer que se mueva el dinero. Llegará Carlos V, pintará el techo de blanco y como es un Dios con gota, ya no habrá deudas que devolver y el tipo de interés para quien se fuera de cervezas de viernes sin preocupaciones de cigarra.

En otros casos, la normalidad mamada en casa que da lo mismo que sea buena que antes obrera es que la función pública se hereda y no se merece. Yo nací en esta familia, mi padre fue encargado cuando nadie quiso llevar el látigo, luego liberado, o es que era el ingeniero jefe de donde sea. Y digas lo que digas, “No me interesa tu puta opinión de mierda” que cantarán hoy los Punsetes en Zaragoza.

Otras obsesiones en hay revanchistas, de devolver. De conseguido el poder, que te perdonen en cada confesión de parroquia tu homosexualidad con matrimonio que te hace ir andando como un palo, tus desviaciones de bestialismo o por reventar jabalíes con tiros que sobran. La pasión a la que vuelves por su peligro de tratar con niñas pero que no se lo hagan a tus hijas, de trincar y celebrarlo cuando más salchichero mejor. De negar que pasarás con poco esfuerzo, luego ya dirán por ti que las drogas que te metiste por liberal te trastornaron, a tu lado B delictivo desde tu frialdad de compostura.

Rosendo ya te ha retratado en varias letras pero tus hijos ya no las memorizan, porque solo perrean. Suerte has tenido, antes tenías que adobarlo yendo a primera fila de la Plaza de Toros a posturear viendo a Miguel Ríos, que Santa Lucía te conserve.

De nuevo antes del circo electoral se barajan las emociones de la opinión pública con adobo de droga y casa de citas, hoy te van a pelar pero deja que pasen tres días y verás al siguiente desfilar, sozialitero.

No hay descanso posible, administráis también el ocio, le dais subvenciones al cine como a los ciclistas y pedís circo a cambio. Parece que también manipuláis competiciones, puede que apuestas, constantemente. Dada la dimensión económica universal de Madrid y Barcelona, por interés general y dimensión económica de estar en primera o en segunda o en la eliiiit.

En la primera: su catedral post moderna va a ser el Bernabeu y quién conoce la Almudena. En la segunda: barcos de once plantas, una catedral de Mali pero pija y la otra sala de museos de ese equipo e institución en la que salvo solamente a Migueli y Puyol. Puede que fiarse del segundo sea mucho decir, pero lo hago por montañés. Modo clan, es de mis vísceras, veo cómo funde con la mirada: su elocuente incomodidad.

Pero la cosa es que si quieres participar en un fondo de buitres y que no te multen, también hay que apoyar a otros equipos hasta de regional para ser alguien. Vemos despejada la incógnita de qué interés tendrán mediadores de seguros o agentes de la propiedad inmobiliaria en presidir las cosas, de esos que hemos visto quejándose siempre pero que fuera de casa como en ninguna parte, y estamos a las malas.

Vemos que la capacidad oratoria y vanidad de Rufián, es la misma que la de Rivera, salvando la defensa de lo no público. Como que el discurso reversible de Sánchez y la retórica en el alambre de Feijóo son vasos comunicantes. Cuando dicen algo concreto, en energías renovables, hidrógeno o IVA, es que todo está antes mamoneado. Parecen jefes de prensa de otros.

Un representante de su pueblo, de uno determinado, llegará al Congreso por vía de un discurso como candidato a presidir FakeEspaña que puede que sea limpio en el fondo, podrido en la forma: el viejo profesor Tamames. Que es como si subieran a hablar sobre la gestión de este amago de país, el invertebrado, tribuneros como Javier Marías o Pérez Reverte, como si resucitáramos a tal efecto a Labordeta, a los primeros senadores de las Cortes Constituyentes o a Semprún y Alberti juntos. O ya directamente que hubieran subido a Jiménez Losantos a confrontar con Monedero.

No dando réplica su discurso ni siquiera Pablo Iglesias, las respuestas a esta chanza las aventuro a cargo de comerciales de la política. Esos a los que siempre se buscaba y aún hoy aún se sigue buscando para formar parte de proyectos de candidaturas como los del Gran PP Aragón de Azcón. Algunos, los que tienen opciones de mandar, vienen de ser comerciales del sector privado que factura para la administración, saaaaaben.

En el Casco Viejo de mi Zaragoza de juventud, había un bar de éxito al que acudía Fernando Cáceres que se llamaba así: “El Buscón”.

Toda esta recua conforma el conjunto disjunto de la política porque dizque no es fácil encontrar candidatos, salvo que tengan la obsesión de vida privada. Una causa de las que hemos dicho y habrá tantas más para redimirles a través de ser títeres del poder, de sentir formar parte de algo, de tantos acosos o ninguneos que les infligieron. O simple y llanamente porque vean en el acceso una oportunidad personal o familiar o padezcan una bipolaridad de sentirse representantes y portavoces de colectivos indeterminados.

Parias de la casta de los intocables, nunca bramanes o bramanas pero haciendo mérito para ver si un día dan con la tecla del budismo y dejan de ser yonkis del dinero, para la familia… naturalmente. Lo siento mucho, no volverá a ocurrir.

Otras tantas veces nuestra obsesión es obtener notoriedad o reconocimiento, nos han tratado como a basura ciudadana. Revertimos el maltrato o ninguneo, el yo en mi organización puedo hacer lo que me salga de los ovarios y resto de atributos, buscando los extremos de los que dicen huir las mayorías. Esos que no quieren, porque ya los tienen en casa.

Que no nos pongamos a ronda con este personal pagándoles cubatas cuando a nosotros nos gustan los botellines ni nos vayamos a comer o cenar porque no nos da la gana de comer carabineros más que sospechosamente harinosos, no cercena mi libertad de quedarme escondido y conviviendo con mi panadero o peluquero de barrio. Paso de irme a lo Thoreau a ninguna chabola al monte, aunque comprendo a los que viven campervanizados, ahora a ver qué decís de oír molinos cuando no durmáis al raso.