Opinión

“¡No me tiréis!”

He tenido una fortuna grande en la vida: la de proceder de una familia humilde, pero culta. La paradoja aparente entre fortuna y humilde (se entiende que en lo económico) sería larga de explicar, así que la dejo para otra tanda de reflexiones.
Francisco Javier Aguirre
photo_camera Francisco Javier Aguirre

He tenido una fortuna grande en la vida: la de proceder de una familia humilde, pero culta. La paradoja aparente entre fortuna y humilde (se entiende que en lo económico) sería larga de explicar, así que la dejo para otra tanda de reflexiones.

Voy a referirme al segundo valor que reconozco en mi familia, concretándome en la materna. Mi querido padre era también un hombre culto, dentro de su humildad laboral, pero del mismo modo lo dejo para más adelante.

Hablaré no tanto de mi madre, sino de su hermana menor, mi tía Patro, que falleció hace unos años, a los 98. Dejó un legado muy importante para mí, consistente en una enorme colección de escritos autógrafos que fue elaborando en la segunda parte de su vida, sobre todo desde que enviudó.

Aunque siempre aprecié mucho a mi tío Santiago, me han conmovido los testimonios de afecto constante y profundo que ha dejado mi tía hacia él. Nacida en 1916, su educación escolar fue la propia de aquella época, de la que disfrutaron sus cuatro hermanos, entre ellos mi madre, cosa poco frecuente entonces en el mundo rural.

En sus abundantes escritos me ha sorprendido un detalle, y es que todos los cuadernos que ha dejado caligrafiados los encabeza un lema de su puño y letra que dice “¡No me tiréis!”.

Tras disfrutar de su modesta literatura, devolveré el legado a mi primo Antonio, su hijo, para que lo conserven sus hijos y nietos, como corresponde. Antes, traslado como ejemplo un sencillo poema original de mi tía, dedicado a los libros:

Siempre te están enseñando
si lo quieres aprender
algunos hay que no gustan
y los dejas de leer.
Los libros de los colegios
te van llenando la vida
y si bien te los aprendes
ya verás qué bien te guían.
Hay libros que son muy buenos
de muy grandes escritores
que les sacan buen provecho
los que son buenos lectores.
El libro es un buen amigo
que no te va a traicionar
te entretiene y acompaña
si lo sabes apreciar.

Poesía directa, espontánea, vivida, sin artificios, testimonio de una generación escasa en recursos materiales, pero dotada de una riqueza interior que se resume en la capacidad de sentir y de saber expresarlo. Una herencia para no olvidar ni tirar, atendiendo uno de sus íntimos deseos.