Opinión

Nevenka Fernández, 22 años de ignominia

Este jueves, 29 de marzo, se ha llevado a cabo un homenaje en Ponferrada dedicado a la ex concejal, Nevenka González, tras 22 años de abandono institucional y ciudadano. Este acto de respeto se produce tras más de dos décadas de olvido ante quien fuera la primera mujer en España en denunciar un delito de acoso sexual y laboral a un político de nuestro país, el que fuera alcalde de esa localidad por el Partido Popular, Ismael Álvarez.
María Pilar Gonzalo Vidao
photo_camera María Pilar Gonzalo Vidao

Este jueves, 29 de marzo, se ha llevado a cabo un homenaje en Ponferrada dedicado a la ex concejal, Nevenka Fernández, tras 22 años de abandono institucional y ciudadano. Este acto de respeto se produce tras más de dos décadas de olvido ante quien fuera la primera mujer en España en denunciar un delito de acoso sexual y laboral a un político de nuestro país, el que fuera alcalde de esa localidad por el Partido Popular, Ismael Álvarez.

La joven, que en aquel momento tenía 26 años, presentó una querella criminal el 26 de marzo de 2001 por violencia machista contra el que había sido su compañero de partido y jefe en el Ayuntamiento de la capital del Bierzo. Aquella demanda supuso el mayor vilipendio que se recuerda en este país hacia una víctima, con manifestaciones públicas incluidas a favor del acusado. La imágenes en el telediario en bucle con las propias mujeres del municipio insultándola por la calle, vejándola con pintadas en fachadas, acosándola para que retirara la demanda, presionándola a ella y a su familia para que abandonara sus acusaciones, era más propio de películas en blanco y negro que de un país que se tenía por moderno con principios de progreso.

Para quienes gozábamos de una edad similar a la de Nevenka en aquellos años con la oportunidad que nos brindaba una supuesta democracia asentada, veíamos horrorizadas esas imágenes en las que la víctima nos recordaba a Demi Moore en su interpretación en la gran pantalla unos pocos años antes con “La letra escarlata”, en las que la protagonista pedía que se la pusieran cuanto antes, ya que esta no sería una señal de su vergüenza, sino de la de quien la culpaba a ella. Verdaderamente, era la España profunda, la del señalamiento por ser mujer, joven, estar preparada y ser libre para tomar las decisiones que considerara en cada momento. A los ojos de la pobreza mental de sus paisanos ella era la golfa, la aprovechada, la que había provocado todo.

El calvario de Nevenka se extendió no solo durante el proceso judicial, sino que tuvo que soportar a tertulianos de saldo y esquina para seguir adelante en años posteriores. Finalmente, esta Licenciada en Económicas por la Universidad CEU-San Pablo y máster en Auditoría por la Universidad Complutense de Madrid, abandonaba España intentando rehacer su vida. Curiosamente, Ismael Álvarez, condenado por el Tribunal Superior de Castilla y León en 2002 a una pena irrisoria consistente en nueve meses de cárcel, una multa de 6.480 euros y una indemnización de 12.000 euros por acoso sexual, nunca tuvo necesidad de salir de su domicilio ni de su ciudad. Eso sí, el acosador dimitió por su propia voluntad como alcalde de Ponferrada el mismo día que se hizo pública la sentencia, aunque ni el PP se lo pidió ni ninguna ley se lo exigió en aquel momento.

Entre los esperpentos que sucedieron en esas fechas cabe destacar las palabras de Ana Botella, mujer del que fuera Presidente del Gobierno en aquellos años, alabando su comportamiento y expresándose en estos términos: “hay que tener un respeto total por el alcalde de Ponferrada, que ha tenido una postura impecable al dimitir antes de que haya una sentencia firme”. Del tema del hostigamiento sexual y laboral hacia Nevenka ni palabra. La empatía con la víctima debió de caérsele en el fondo de algún café con leche en plaza Mayor de Madrid.

El pasado día 29 de marzo de 2023, en un acto sencillo en el que le acompañaron sus padres, Paquita y Julvencio, así como la Delegada del Gobierno contra la Violencia Machista, Victoria Rosell, se reparaba de manera simbólica y social el estatus de dignidad, lucha y resistencia que merece a pesar de las dificultades vividas todos estos años. El actual alcalde de Ponferrada, Olegario Ramón, ha querido trasladar a la exedil el reconocimiento por su lucha en el que pedía perdón a Nevenka por lo que hicieron otros, “pido perdón, lo lamento de veras y espero que ya para superar este episodio tan dramático podamos ver a Nevenka tranquilamente feliz por las calles de Ponferrada cuando ella quiera”.

Ojalá sea cierto que Nevenka sea capaz de volver, de cerrar sus heridas y de que todos podamos transmitir a todas las Nevenkas de este país que no están solas, que nunca más van a estarlo por muy poderosa que sea la persona que las acosa.