Opinión

1923, tropezando en piedras sin sujetar el tobillo

Vi publicitada en un medio una cena teatralizada conmemorativa que se ha celebrado este pasado mes en el Casino de Zaragoza.

Vi publicitada en un medio una cena teatralizada conmemorativa que se ha celebrado este pasado mes en el Casino de Zaragoza. Su motivo: el centenario de la conferencia en el Paraninfo y visita a la ciudad del revolucionario urdidor científico, pero sin sustancia como personaje Einstein.

Ese que dijo que la imaginación es más importante que el conocimiento, no sé si lo hubiera hecho con tanto niño clasificado y medicado como taaaaan movido desde su tierna infancia. Empastillado pero en cinco extraescolares, lo contrario es exclusión o fin de poderte comparar. O padres que se pueden permitir el lujo de educar por no impedirlo el mercado de trabajo.

Otra exposición en la ciudad que se puede visitar se dedica a los logros visionarios del genio balcánico Tesla, que el año 23 del 1,9 ya había pleiteado con todo Edison viviente, estaba bankcruptied hacía años  y amenazaba con comercializar a favor de quien le comprara el invento una súper arma en forma de rayo exterminador que invertiría el resultado de las guerras y un avión-helicóptero. Vamos, un dron pilotado.

En la Zaragoza del art-déco, de las puertas con maneta circular de latón y rejas vegetales, el Huerva aún sin cubrir hasta 1925 en su paso por el centro -nadie imaginamos hoy un río separando Doctor Cerrada de la calle Royo- el principal templo de la cultura era la Facultad de Medicina en que estudió e impartió magisterio Ramón y Cajal.

Ahora es el centro-centro. Entonces, en Indepedencia nº 27, se estrenó el primer cine de la capital del Ebro y el salón de la ciudad relevó a Cerdán y Estébanes, a la calle Alfonso, como solar de cafés y nuevos espectáculos. El primer botánico de Zaragoza estuvo en una esquina de la presente plaza de los Sitios. De Independencia salía el mítico tranvía hacia Torrero, para ver fútbol, navegar, visitar a reclusos o huir del bochorno sin cierzo de la ciudad romana y su ensanche.

La escalinata principal de la antigua Facultad de Medicina la preside una escultura del Doctor Ramón, administrativamente nacido navarro pero con origen en el Larrés oscense, que llevó muy mal como montañés y porque ahuyenta la baraka, que se la encargaran en su vida a su amigo Benlliure, el escultor que ha dejado más huella en los espacios urbanos zaragozanos que Gargallo. El bloque sedente del Nobel aragonés en mármol no pudo presidir su onomástica por jubilación, acontecida en 1922, y en su lugar pusieron un replicante de barro cocido. En brutal desplante oscense, para cuando la colocaron más tarde don Santiago estaría haciendo alguna foto.

Parece 1923 un año insulso y de transición, con ninguna guerra entre los imperios como en nuestras fechas. Pero fue un espacio o lapso crucial en España y Europa, significando la pérdida del control de la calle para las opciones obreristas de la Internacional, lanzadas a las calles de Alemania, Padania o Barcelona. Los empresarios y grandes comerciantes siempre detrás, financiaron opciones de estabilidad política que fueron un espejismo de recuperación económica y una ulterior carnicería determinista.

La superación de la pereza de casino caciquil o corte, de la Restauración en España y Europa, por gobiernos con mano dura y a tramitar obras y concesiones. La paz social que viene de la familiar por abulia y apatía en participación política. Hoy vemos con el pulso de la ocupación por cemento de Canal Roya, cuáles son los límites de participar y lo difícil técnicamente que es adherirse a través de firmas digitales a iniciativas para la democracia real.

En Estados Unidos, la brillante novela “Luisiana 1923” describe otro escenario. Pendientes las suturas de la Guerra de Secesión, no pacificado del todo el oeste, sí iniciada la industria del cine sobre los naranjales de Los Ángeles –telón de fondo de Chinatown con imágenes amarillo Kodak-, incluso en la ciudad natal del ragtime, la monzónica Nueva Orleáns, hubo violencia de ley seca y control del abastecimiento de alcohol por inmigración siciliana.

El jazz ya había cogido la ruta del norte del Mississippi up por Alabama a San Luis, Chicago y Harlem, la de la libertad de creación negra buscando oportunidades en Yankeeland.

Mussolini consolidado; Alemania debiendo entregar en este año su producción mineral a Francia como reposición de la guerra mundial y una espiral de desbocada inflación, Joseph Roth y Mann reinando en sus letras, esperando al partido del orden de las esvásticas; la España de la Generación del 14 de Ortega y Gasset regida desde entonces por el comandante militar de Cataluña: Primo, por desafección de todos de la política…

En ocio de pianola, al sur de las montañas, Zaragoza se preparaba para gozar de un punto de encuentro rápido, servicio impersonal y café expreso, además de habitaciones ventiladas y limpias: se estaba gestando el origen en la huerta zaragozana de Santa Engracia de mi edificio por historia favorito de la ciudad: el Gran Hotel. Dibujos y proyecto hechos en la mesa apaisada de diseño del arquitecto Mariano Rubio: padre del edificio neomudéjar de Correos, erigido en Independencia sobre los solares dejados por los pabellones de la Exposición de 1908.

Se inaugura en nuestro año el campo de fútbol de Torrero para uso inicial del legendario Club Iberia en la calle Lasierra Purroy. García Mercadal, desde Zaragoza, estaba a punto de revolucionar la arquitectura española antes de, con Sert, constituir la GATEPAC. El pabellón del Rincón de Goya trajo Bauhaus a la ciudad en 1926.

En Teruel se iba pergeñando la idea de unir mediante un viaducto la ciudad histórica con su enganche y salida por Sagunto hacia el mar. La obra concebida por el ingeniero Hue se inauguró seis años más tarde. Sí que se había ya culminado y estaba al disfrute de la ciudad la escalinata del Óvalo para acceder desde la estación del ferrocarril a la ciudad, bellísimo exponente neomudéjar del ingeniero José Torán.

La ciudad de Huesca, tras estrenar en la década anterior el primer y bellísimo puente de un arco de hormigón armado de España o llevar alguna década disfrutando de cafés de calidad en el Casino y paseos por el parque (otro para Ramón y Cajal), se confirma como principal acuartelamiento con Jaca del Ejército norte. Cuestión complementaria a la importancia de la vía hacia Francia por Canfranc que avanzaba imparable.

Ramón Acín esculpe y, tras casarse, espera el alumbramiento en nuestro año de su hija Katia, pintora y profesora de arte a caballo de su año y el presente milenio. Que miraba al Mare Nostrum cerca de Tarraco para beber de su luz.

Algún boticario oscense y pirineísta francés comienzan a codificar Huesca, a subir con Piolets donde nuestros bisabuelos perdían por despeñamiento a las ovejas. Nace el Pirineo como patria sentimental, recorrido tan pormenorizadamente codificado por el periodista jacetano Sergio Sánchez Lanaspa.

Se ocupa esa parte del Cementerio de Torrero que hoy se visita, tan monumental, en el entorno de la tumba de Joaquín Costa, mausoleo que parece un Partenón, erigido en mármol y caliza el año 14. Terminaremos con él y su legado: el Canal de Tamarite, hoy primer tramo del de Aragón y Cataluña:

Las aguas del canal serían para los conservadores orden; para los liberales y republicanos, libertad; para las gentes pobres, riqueza; para los ayuntamientos fuentes de ingreso; para los emigrantes el camino para volver a sus hogares.