Opinión

El orgullo de un barrio rural en Teruel

La provincia de Teruel cuenta con unas 100 pedanías habitadas, de las cuales 10 pertenecen al municipio de Teruel. Ya desde niño yo vivo en una de ellas y, aunque la Constitución Española diga que somos “entidades con categoría inferior a la entidad local básica”, para mí es un orgullo y una suerte haber nacido, haber crecido y seguir habitando en mi “pueblo”.

La provincia de Teruel cuenta con unas 100 pedanías habitadas, de las cuales 10 pertenecen al municipio de Teruel. Ya desde niño yo vivo en una de ellas y, aunque la Constitución Española diga que somos “entidades con categoría inferior a la entidad local básica”, para mí es un orgullo y una suerte haber nacido, haber crecido y seguir habitando en mi “pueblo”. Porque sí, creo que hablo en nombre de la gente que habita todas estas pedanías cuando digo que nos identificamos como “pueblo”. Y no sólo pueblo en el sentido general de la palabra, sino pueblo en el sentido de comunidad, cercanía y apoyo mutuo.

Es en este sentido, y gracias al asociacionismo presente en muchos de estos barrios, pilar fundamental de ellos, que nos encontramos con aspectos muy positivos a destacar en el medio rural. Aspectos entre los que destacaría la cercanía con el resto de vecinos y vecinas al convivir y compartir tiempo y espacio en mayor medida que en una ciudad. O el sentimiento de arraigo al mantener las costumbres y tradiciones del territorio, unas tradiciones que si no fuese por nosotros y nosotras, quizás muchas veces acabarían perdiéndose.

Y es que estas peculiaridades no sólo se dan entre las personas que habitamos en los barrios rurales, sino que hemos sabido transmitir ese orgullo a personas que han apostado por vivir en nuestros barrios convirtiéndose así, en uno más de nuestros vecinos y vecinas.

Como digo, las y los que habitamos los barrios rurales turolenses contamos con una serie de ventajas que te aporta vivir en municipios del medio rural. Además de las ventajas nombradas, debo destacar también el contacto con la naturaleza, la paz y la tranquilidad frente al continuo trasiego frenético de la ciudad, los escasos niveles de contaminación atmosférica, acústica o lumínica o la mayor libertad de espacios para las mascotas.

Estas son nuestras ventajas con respecto a la capital, pero es que, además, contamos con diversos beneficios respecto a otros municipios más alejados de núcleos urbanos mayores, como fácil acceso y cercanía a la ciudad, con los recursos que ofrece.

En este tema, las ventajas radican en las pocas distancias con la ciudad. De estas pedanías, la más alejada, se encuentra a unos 23 km de Teruel, por lo que la posibilidad de desplazamiento a Teruel capital es más fácil. Esto nos permite realizar distintas gestiones, desempeñar diversas actividades de ocio, satisfacer necesidades como hacer la compra semanal o incluso diariamente acudir a nuestro trabajo.

Eso sí, todo esto podría llegar ya a ser idílico si se complementase con un servicio de transporte urbano en condiciones, aunque… quizá estoy pidiendo demasiado.

Por otra parte, me gustaría mencionar otro tipo de aspectos positivos, como es el económico: alquiler y compra de viviendas más asequibles. Algo que contribuye a que cada vez más familias apuesten por venirse a vivir a nuestros “pueblos”. Además de esto, en las pedanías de Teruel también contamos con gran variedad de solares e incluso viviendas que se van quedando vacías, las cuales considero una buena oportunidad para poder ampliar la vivienda pública por parte de las instituciones.

En cuanto a tema de infraestructuras, cualquiera de estos barrios pedáneos de Teruel reúne unas características excepcionales para que, por parte del Ayuntamiento, se considere impulsar la primera comunidad energética vecinal. Se trata de núcleos de población relativamente pequeños y con cantidad suficiente de terreno alrededor en el que poder instalarlas sistemas de generación de energía renovable, como paneles fotovoltaicos, y de esta manera dotar de energía a todo el núcleo de vecinos y vecinas.

De siempre los barrios rurales han sido considerados de segunda categoría, adjudicándoles esa etiqueta negativa que han tenido que soportar. Aunque quizá el problema ha sido que nunca se ha sabido ver desde la ciudad el potencial que han tenido. Por eso, desde Ganar Teruel nos gustaría abrir un periodo de esperanza y desarrollo para ellos, porque vivimos en ellos, los conocemos y sabemos tanto sus fortalezas como debilidades.

En definitiva, vivir en un barrio rural es una buena apuesta. Cuenta con las ventajas de vivir en un pueblo, pero estando a un paso de la ciudad y, además, los precios de las viviendas son más asequibles. Sobran razones para seguir pensando que nuestros barrios tienen futuro. Animo a todas las personas que estén pensando empezar una nueva vida, que tengan en cuenta nuestras pedanías, porque todavía tenemos mucho futuro.