Opinión

Responsabilidad y reto

En las elecciones autonómicas de 2019, hace ya cuatro años, VOX entró en las Cortes de Aragón. Hoy, al término de la X legislatura y a las puertas de unas nuevas elecciones, los tres diputados valoramos muy positivamente nuestro aprendizaje, que ha sido mucho, más bien total, porque veníamos de una vida laboralmente ajena a la política.

En las elecciones autonómicas de 2019, hace ya cuatro años, VOX entró en las Cortes de Aragón. Hoy, al término de la X legislatura y a las puertas de unas nuevas elecciones, los tres diputados valoramos muy positivamente nuestro aprendizaje, que ha sido mucho, más bien total, porque veníamos de una vida laboralmente ajena a la política.

Pero además del aprendizaje, también queremos poner en valor nuestra actividad dentro de este Parlamento, en un lugar tan emblemático para todo Aragón como es el Palacio de la Aljafería.

En lo personal, del bagaje de estos cuatro años, quisiera destacar el empeño que hemos puesto en asuntos tan relevantes como la Transición Energética y las Energías Renovables. Sobre todo con nuestra oposición (desde el inicio de la legislatura) al cierre de la central térmica de Andorra, y que el tiempo nos ha dado la razón. Le llamaban “transición justa”, pero en plena crisis energética y “como elefantes en cacharrería”, mientras Alemania reabre plantas de carbón, el Gobierno de Lamban optó por el cierre de la central, con las consabidas consecuencias económicas, sociales y de despoblación que conlleva.

Y como en Vox decimos lo mismo en todas las regiones españolas, apostamos por la soberanía energética. Nuestras propuestas pasan por una normativa que permita la explotación de todas las fuentes de energía disponibles, respetando el medio natural.
Necesitamos un cambio de modelo energético que sea consciente de la realidad de las familias, autónomos y pymes para fijar plazos amplios y creíbles de adaptación. Que no plantee añadir mayor presión fiscal con nuevos impuestos y tasas verdes.

Por otra parte, hemos apoyado en todo momento a nuestra industria, que atraviesa por una difícil situación, porque sigue en marcha reduciendo márgenes para compensar el encarecimiento de sus costes energéticos. Y con este panorama el riesgo de deslocalizar la producción es muy alto.

El empleo, los autónomos y las pymes son otras de nuestras preocupaciones. Hemos manifestado una y otra vez el “timo” de la Reforma Laboral, con esas cifras maquilladas de desempleo en las que no contaban los fijos discontinuos. Una Reforma Laboral que se desinflaba a cierre de año y sólo crea empleo público.

En un plano más político, tras la experiencia de cómo funciona el Parlamento aragonés, creo que sería necesario replantearnos la labor que hacemos en Las Cortes. Para que la labor legislativa de los parlamentos autonómicos revierta en facilitar de verdad la vida de los ciudadanos a los que servimos. Y así evitar algunas leyes que pueden ser innecesarias por ser coincidentes con leyes estatales y cuya tramitación resulta meramente retórica.

Por otro lado, pienso que sería necesario reconfigurar el reglamento de las Cortes para que haya un verdadero debate en la Cámara, y que la labor de control al Gobierno sea más efectiva. Quizá, habría que hacer más extensas esas sesiones de Control al Gobierno y más cortas las sesiones de Impulso, entre otras cosas porque las Comisiones son “pequeños plenos” que también se celebran cada dos semanas y en las que se ejerce esa misma labor de Impulso.

Como consideración personal, una de las cosas que más me ha sorprendido es que las iniciativas que presenta la oposición y que se aprueban (las menos), no se cumplen. Entre otras cosas porque “no tienen carácter vinculante”. Con lo cual es una gran decepción, porque cuando al día siguiente en la TV o en el resto de medios de comunicación se anuncia: “Las Cortes de Aragón han aprobado X”, los ciudadanos están esperando a ver cuándo se pueden ver beneficiados por esa iniciativa aprobada.

Pero realmente, les estamos “vendiendo” que lo que se ha aprobado es una “intención”. Y por cosas como estas, entre otras muchas, entiendo la desafección cada vez mayor de los ciudadanos por la política.

En definitiva, ha sido un honor y todo un privilegio representar a los aragoneses que decidieron confiar en nosotros para esta décima legislatura. También ha supuesto una gran responsabilidad y todo un reto, ya que vinimos a cambiar algunas cosas, y aunque no es sencillo, seguiremos intentándolo en la undécima. Por supuesto, si merecemos la confianza de los aragoneses llamados a las urnas.