Opinión

Volveremos a ser grandes, porque lo seguimos siendo...

Ya han pasado 28 años de la gesta de la Recopa de Europa que el Real Zaragoza conquistara en París derrotando al siempre poderoso Arsenal inglés. Un día importante, quizás el día más grande de todo el zaragocismo, porque éramos grandes entonces, lo seguimos siendo por la afición ahora y lo seguiremos siendo en el futuro.

Ya han pasado 28 años de la gesta de la Recopa de Europa que el Real Zaragoza conquistara en París derrotando al siempre poderoso Arsenal inglés. Un día importante, quizás el día más grande de todo el zaragocismo, porque éramos grandes entonces, lo seguimos siendo por la afición ahora y lo seguiremos siendo en el futuro.

Y es que es bueno recordar ahora, en época tan baja de resultados deportivos, de tanto desánimo por tantas temporadas metidos en el sitio que no nos corresponde ni por historia y mucho menos por afición, ciudad y Comunidad, cuando el Real Zaragoza, que lucha por salir de una de las peores crisis de su historia, cumplirá este mayo el 28 aniversario de su mayor éxito, la Recopa de 1995, cuando aquel miércoles 10 de mayo de 1995, después de un vibrante y tenso partido que había finalizado empate a uno tras los goles de Esnáider y Hartson, en la prórroga, a los 119 minutos con cuarenta segundos exactamente, con la tanda de penaltis ya muy cerca, y desde prácticamente la mitad del campo, Nayim golpeó la pelota para que esta, tras un vuelo de tres segundos y una parábola de infarto de cincuenta metros y medio que parecía imposible, una jugada que aún hoy se sigue recordando, sorprendiera al portero inglés Seaman y marcara el 2-1 definitivo, con el cual el Real Zaragoza se proclamaba Campeón de la Recopa de Europa.

Un momento que se disfrutó antes, durante y después del partido, un recuerdo que quedará para siempre no solo en la memoria, sino en el alma de quienes vivimos pegados a la televisión –suerte quienes lo vivieron el campo- aquellos momentos que han pasado y quedarán en la historia, a la vez que siempre podremos preguntarnos aquello de ¿dónde estabas el día que el Real Zaragoza ganó la Recopa al Arsenal con el golazo de Nayim…?

Una fecha que siempre estará en nuestro corazón, porque cuando algo o alguien nos ilusiona de verdad y no lo “disfrutamos”, asistimos a cómo esa ilusión se trasforma en una fuerza, en una fuente de energía de la que tiramos para conseguir alcanzar aquello que se dibuja en nuestro horizonte como un deseo con posibilidades, donde es importante encontrar objetivos que nos ilusionen, pero que sean alcanzables y no una fuente de continuas frustraciones, de forma que las consecuencias de intentar lograrlo sean positivas y la ilusión aumente, en vez de hacerse más pequeña.

Porque aunque hoy, sumergidos en una segunda división de la que aunque parezca imposible, lograremos seguir adelante a pesar de la incertidumbre de si lograremos o no nuestro objetivo, porque el Real Zaragoza va más allá de un simple equipo de fútbol, y por ello saldrá y resurgirá para volver a ser el equipo que una ciudad y una Comunidad se merecen, porque el fútbol se mueve en el territorio de la intuición, la esperanza, el trabajo, la constancia y el sueño, y de eso, para bien o para mal, tenemos mucho en esta tierra, donde sabemos estar preparados para lo peor, pero también sabemos esperar lo mejor…