Mª LUISA RUBIO ORÚS. Profesional de la Educación, escritora y pintora.
La vida a veces nos pone a prueba, algo que se trueca en cambios transformándose en un reto eminente: el único: el final. Y, tras la transparente cortina de la realidad, no somos capaces de discernir qué es lo que depara lo continuo que nos va a llegar de lo que va sobreviniendo mientras sumamos incalculables segundos de valor a nuestra existencia.
Licenciado en Geografía, un tramo de terreno aragonés en zona oscense ha visto su cuerpo -el tuyo- sobre el asfalto. Luis Zubieta, alcalde de la Villa de Zuera, has sido atropellado de forma arrolladora por una furgoneta
En tu lugar de nacimiento no queda nadie que primeramente se quedase paralizado, luego no se lo creyera, y mucho menos se haya librado de sufrir espontáneo shock ni estado de consternación.
No ha habido opción al indeseable coma ni al inhóspito hospital ni a una molesta recuperación. Las cosas han sido así. Desgraciadamente sin oportunidad de hilo de animosidad física del que tirar. Ni un hálito de aliento. Te nos has ausentado sin equipaje ni amago de bulto alguno.
Con tus redondas gafas de pasta cual simulacro del contorno de las ruedas de tu bicicleta, con su frente coronada por la terminación en pico de tus cortos cabellos, has marchado hacia los cielos que están a punto de acogerte.
Te habías ido a practicar deporte la mañana del sábado que inicia este mes de julio del corriente año, 2023. Prácticamente recién comenzada la época estival, y lleno de una juventud madura, de un compromiso de acero para con los suyos, paisanos y vecinos; además de ser presidente de una Federación que también ha expresado sus más sentidas condolencias, la Aragonesa de Municipios, Comarcas y Provincias (Famcp).
Y siguiendo por los caminos, desde Ansó, un corazón más que conmovido bajó con la máxima de las prisas, sin pensar, para despedir a su querido hermano. Puesto que fue allí donde le alcanzó la noticia a quien fue mi profesora de Matemáticas una ligera brevedad en uno de mis lapsos de niña.
Trazando huellas que destruyen barreras, el mapa de la desolación se acrecienta con una nueva partida de un ser humano apreciado totalmente no solo en el aspecto profesional sino asimismo en el personal.
Gente de lo más diversa y variopinta, así como políticos de las más distintas ramas también han demostrado un sentimiento profundo por este desplazamiento de movimiento que parece ser un abismo lleno de curvas dolientes para quienes nos quedamos en esta parte, la conocida o al menos eso nos parece.
Tus últimas imágenes a todo tren, velocidad sin tregua, y lo último que viste tras el tremendo golpetazo, la postrera amalgama de emociones confundidas con tu coyuntura de situación terminal.
Con apariencia de una jornada de fin de semana de atractiva apuesta porque todo se fuese sucediendo con la normalidad de quien va a hacer ejercicio para desconectar de tantas preocupaciones, mantenerse en forma y estar mejor desde la sanidad del esfuerzo, resulta que el desenlace concluido se traduce en una auténtica tragedia repleta de verdadera pena y honda aflicción.
Siempre lo he dicho, -e igualmente conservo mi opinión-, que nunca se sabe dónde nos puede llegar a pillar lo nuestro, lo familiar, lo amistoso, lo allegado, lo cercano, lo medio, lo distante ni lo de más allá lejano. Corroboro lo que no he dejado de repetir en múltiples ocasiones: que no sabemos nada. Y, real y sinceramente, yo menos. Menos que ninguno.
El telar de presencia en este hermoso planeta va haciendo sus ribetes con nuestras acciones, cortadas con la tijera guadañil de la defunción. Ahí queda el tajo hecho y derecho, como impenetrabilidad que se compensa con los hilvanes, pespuntes y remiendos con los que cosemos nuestra permanencia provisional por este alrededor llamado mundo, aledaño de…¿? Es mediante el trabajo como proseguimos la andadura proyectada en los carriles de la cápsula energética que nos envuelve como sujetos pacientes que somos.
De luto vamos, portando la congoja que nos ha sobrecogido directamente de manera acaecida desde lo atroz repentino, sin espera alguna y sin haberlo imaginado ni por asomo por ninguna arista. Terrible novedad con la precedencia de otras personas cuyo deceso ha sido similar. Distinguible trance transitado por todos los que nos han antecedido por la senda que sube hacia lo alto para quedarse allí mirándonos con la contemplación de la Belleza en los ojos ya santos, sonriéndonos con los labios de la Palabra que, más que oír, escuchamos muy adentro; y ¡cómo no! protegiéndonos con los Hechos de las manos que son vuelo por ese allá, claridad sin niebla ni espuma: el mar quedó atrás gracias a la superación del haber caminado sobre sus aguas. La sal es una cadena de los que todavía estamos… dándole consistencia al guiso compactado con el que alimentamos nuestra propia realización.
Como contraste a nuestras oscuras, ajadas y negras vestimentas, las albas y plumíferas bandas de los ángeles con su ternura y suavidad nos cubren con innombrable e inconmensurable cariño. Estos alados que son pertenencia de los sueños son los que nos abrigan las noches que habitamos.
Este tocayo en denominación, que eres tú, no supones una irregularidad, puesto que. hay un corro de juegos con sentido al que muy pronto se les va a sumar tu entidad. La música interior de la memoria colectiva ya cuenta con un nuevo componente en el haber de sus tareas, en el quehacer de un tiempo sin límites ni más fronteras que las que se les quiera poner. Cada uno somos cada uno, con nuestra experiencia. Ni más ni menos.
Las evidencias las dan las pistas que suenan en cada latido del motor más íntimo que poseemos, y en ese temblor de Amor que da el alma pura, en el Espíritu que evoca la constante paloma blanca de un rojo escudo: es la lucha por la entrega que pinta el fondo que acompaña a esta ave cuyo simbolismo todo lo trasciende… Así comenzó a quedar reflejado en mis primeros poemas zufarienses desde el principio una vez que bien pronto viera tal amparo de defensa blasonada. Inicios de zureos que ya venían definiéndose a su estilo años atrás y versos que por la intuición de la gloria que cada Tierra me inspira. De cuanto aquí nos atañe, estamos hablando del acabamiento de 1980.
Y, ahora mismo, de vuelta regreso al punto de retorno -con aquel baile de letras de mis originarias poesías magisterianas- de interinidad, el ininterrumpido repicar para -ese- que no es sino este Odón de Buen mío/¿dónde el próximo destino?/¡Oh, Odón!/Don Odón, ¿dónde?/¿el colegio en el que aterrizar después del anterior?/¿Dónde, don Odón el próximo destino?…
Praxis de ejercicio en pedaleo. Sí, tu viaje es otro. Es el de para fundirte con el infinito. Se trata del desplazamiento que acompaña lo que ha de elevarse del todo y por entero hacia el firmamento; que antes de que la arena caiga sobre la madera rectangular de nicho cerrado, simple y llanamente domines la influencia del presentimiento del inexplicable gozo de conmoverte junto al Dios que nos auxilia: tiene los brazos absolutamente abiertos para ti, tal y como el Amor de los rayos de un sol sin medida, potencias de las armas del Querer Verídico, la Suprema de las Sinceridades.