LUIS FERRUZ. Escritor y economista.
Todo tipo de disciplinas profesionales y académicas rigurosas con cierto carácter autónomo se caracterizan por tener un objeto de estudio, un objetivo y una metodología, todo ello sin perjuicio de la necesaria interdisciplinariedad en muchas ocasiones, así como la incorporación generalizada y explícita de nuevos complementos paradigmáticos en la función objetivo como la sostenibilidad. También a lo largo de la Historia se han ido nutriendo de una creciente cuantificación que ha ido relegando la intuición a un papel cada vez más secundario y marginal, algo que ha desembocado en la generalización de la informatización y más recientemente en la digitalización y transformación digital.
Si la Política es la actividad de quienes rigen o aspiran a regir los asuntos públicos y la Economía la ciencia de la administración de los recursos escasos que, en el caso del sector público, tiene como objetivo conseguir el máximo bienestar colectivo, al confrontar estas cuestiones con el resultado de recientes elecciones parece prudente y razonable no descartar ninguna opción de gobierno en base a coaliciones si siempre se piensa en el administrado y el mejor uso de los recursos de todo tipo.
Dicho todo lo anterior, concretando en una situación complicada, si los dos principales partidos del arco parlamentario obtienen 137 diputados y 121 respectivamente, que en total son 258 escaños de un total de 350 por lo que la mayoría absoluta son 176, la gran coalición de estos dos partidos supondría bastante más de las dos terceras partes de los votantes, concretamente el 73,71%, prácticamente nada menos que tres de cada cuatro votantes, lo que podría dar una notable sostenibilidad, seguridad, estabilidad política financiera y jurídica a largo plazo entre diferentes legislaturas. Asimismo, entendemos que sería más fácil y menos costosa la asignación de recursos y elaboración de presupuestos, dado que no se daría casos de fuerzas del arco parlamentario con menos del 2% de representación, sin entrar en también otras importantes consideraciones, que viendo que su apoyo puede inclinar de un lado u otro la balanza “venden” muy caro su apoyo o simplemente “se dejan querer” a la espera de ofrecimientos del “mejor postor”, por lo que aparecen compensaciones, entre otras económicas y financieras, desproporcionadas y ni mucho menos contempladas en la campaña electoral.
Sin entrar en esta ocasión con aspectos interrelacionados con todo lo anterior como en el “jardín” de la Ley Electoral y de la Financiación Autonómica, dos auténticas «patatas calientes” que hay que abordar cuanto antes de manera prudente, razonable y rigurosa, pedimos a nuestros máximos responsables políticos, en diversos niveles de la Administración, que piensen sobre todo en el administrado, en el largo plazo intergeneracional, así como en la mejor forma de asignar recursos escasos. Que no descarten por favor ninguna coalición, incluyendo por supuesto las que suponen las máximas mayorías posibles.