FRAN LUCAS HERREROPeregrino aragonés. @esmicaminodesantiago


Se dice, se habla y hasta ya casi se confirma que la Comunidad Autónoma de Aragón solo ha ejecutado el 66% de los fondos estructurales europeos, según estudios y afirmaciones contrastadas de la Fundación Finnova y otras organizaciones. Siendo así, euro arriba, euro abajo, lo más lamentable del hecho es que el plazo para disponer, absorber y gastar los fondos finaliza el 31 de diciembre de este año, por lo que desde muchos y diversos puntos tanto sociales como políticos claman que es un “momento para trabajar duro y sacar adelante proyectos, combinando fondos europeos Next Generation con proyectos LIFE, HORIZON, INTERREG y Erasmus+, y bla bla bla y bla…»

La cuestión que desde muchas partes se alega es que esa retención para no “gastar” esos fondos, era porque se pretendía con ellos “urbanizar” el Pirineo, destruyendo el paraje protegido de Canal Roya mediante una gran y desproporcionada telecabina que uniría las estaciones de esquí de Astún y Formigal, a lo que se sumaría, vete a saber, las ramificaciones de Benás y Cerler, así como entre Candanchú y Astún, es decir, convertir la belleza de una zona sin igual en un maremágnum de cemento, metal, enormes postes y habitáculos transportando personas de aquí para allá durante unos escasos dos o tres meses de temporada de esquí y deportes paralelos similares. Pero queda la cuestión, dilema y pregunta de decir que después de tanto y tanto destrozo medioambiental, ¿qué quedaría el resto del año en un entorno ahora maravilloso que quedaría sepultado por la fealdad más increíble…?

A mi edad creía que había visto ya todo en la acción de la política traidora, de los intereses ocultos de quienes dicen (ja, ja y ja) defender y trabajar por los ciudadanos y la demagogia aberrante y mentirosa, pero cada día me doy más cuenta que aunque viviera tres vidas seguidas seguiría viendo hasta dónde llega la capacidad humana de, por causas personales de lucro y poder, destrozar cualquier cosa mediante la realización de voladuras, grandes movimientos de tierras y otras locuras que destruirían el medio ambiente en el Pirineo tal como lo conocemos hoy en día, en proyectos contrarios a cualquier lógica para una transición ecológica ordenada y civilizada, y negando irresponsablemente las consecuencias de que ellos sean los causantes del cambio climático, responsabilidad que nos echan sobre las espaldas a quienes dicen defender, a los ciudadanos que no entendemos ni sabemos lo que en realidad necesitamos, porque para eso ya están ellos,

Eso que llaman ya como algo así de “marbellizar” el Pirineo, sea o no (es que sí) con fondos europeos clama al cielo y un poco más allá, pero desde luego no voy a señalizar de causantes del problema y del despilfarro a Aramón (de titularidad público-privada, 50% de la DGA y 50% de Ibercaja Banco), así como titular de las estaciones de Formigal-Panticosa y Cerler en el Pirineo aragonés, y de otras en el Sistema Ibérico, ni tampoco a empresas como Estación Invernal Valle de Astún, e Ibernieve Candanchú, cuya mayoría de acciones apuntan a grandes familias de renombre en Aragón que ya todos conocemos, pero mejor evitaré nombrar.

Llegados a este punto diré, para quien no lo sepa, que la Canal Roya, lugar por el que tantas y tantas veces he caminado y disfrutado, es un paraje al norte de Aragón de extraordinario valor medioambiental, paisajístico, biológico, arqueológico y social, un gran valle glaciar de extraordinaria belleza y valores naturales, con restos megalíticos de más de 5.000 años, y que forma parte del imaginario colectivo aragonés como uno de los parajes de alta montaña más hermosos de Europa.

Personalmente, aparte de que soy totalmente contrario por supuesto que destrocen el Pirineo, Canal Roya, el Valle del Aragón y cualquier otro lugar que debería ser ya hasta delito pensar en tales despropósitos con el único afán de lucrarse destrozan tales lugares, es que luego también digan que invierten en fomentar y conservar el Camino de Santiago Aragonés, cuando para alguien que lo camina asiduamente puedo decir que NO, que es otro burdo engaño para aparentar que defienden la naturaleza, su entorno y la amplia diversidad ambiental aragonesa. Y es que creo que cuando nombran el Camino Aragonés, aparte de hacerlo obligados porque pasar pasa el Camino por Aragón, es para intentar justificar algún que otro millón aquí, millón allá, ya que realmente vuelvo a decir que no noto nada de esos millones de inversión cuando mis pasos me llevan desde Somport hasta Undués de Lerda, Puente la Reina o Santiago de Compostela, depende donde quiera llegar una u otra vez.

Y es que creo, en mi modesta opinión, de que aparte de que no quiero que destrocen ni toquen Canal Roya ni nada de nada en todo el Valle del Aragón, o de que deberían apostar un poquito más por el Camino de Santiago Aragonés, de que las personas que viven en el Valle del Aragón y otra zonas cercanas necesitan unas mejores y claras inversiones que realmente mejoren su economía y proyecten un futuro que no dependa del eterno monolito de la nieve, al que se quiere sumar una gran especulación urbanística que por supuesto nosotros, los pobres mortales y ciudadanos, no entendemos ni comprendemos cuando nuestros abnegados políticos nos ofrecen y quieren regalar gratuitamente… ¡Amén!

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