JORGE GARRIS MOZOTA. Geopolítico e Historiador.
Cuando se tiene la suerte de disfrutar de unas merecidas vacaciones, aparte de playas, sol y tumbonas; resulta gratificante visitar, buscar y caminar por lugares que, al margen de las situaciones socioeconómicas actuales, gozan de un patrimonio cultural, histórico y artístico como pocos.
Mi último libro de título “Guerras carlistas en Teruel y el Maestrazgo. Montalbán y su castillo” trata de revivir lo que ocurrió en las actuales Cuencas Mineras hace casi doscientos años. Resulta difícil imaginar que, en el polígono terrestre dibujado por Hoz de la Vieja, Muniesa, Utrillas y sobre todo Montalbán y Segura de Baños, se produjeran tan duros combates entre los legitimistas carlistas y las tropas cristinas y se destruyeran los castillos de estas últimas localidades.
Allí fueron protagonistas de excepción los primeros espadas de ambos bandos como: Cabrera, Carnicer, Quílez, Von Rahden, Balmaseda, Llagostera, por el bando carlista y: Espartero, Serrano, Van Halen, por el cristino, así como los locales Mariana Cirugeda, heroína cristina de Montalbán, y el “malos ajos”, líder carlista del mismo lugar. El 18 de agosto se presentó el libro en la Casa de Cultura de dicha villa y el 21 del mismo mes, en el Molino de Mas de las Matas.
El objetivo es difundir al público una parte de la historia de España en general y Aragón en particular, que siempre ha sido tergiversada o contada a medias, buscando las explicaciones simples e infantiles, maniqueísta entre buenos y malos, progresistas y reaccionarios… que esconden todo un mundo de pasiones, lealtades y deslealtades, heroicidades y cobardías.
Es reconfortante ver cómo un numeroso público acude interesado y siente que debe recordar y conocer una parte muy propia de su historia, contada sin sesgos ideológicos y exponiendo las dudas que aún siguen existiendo. El conocimiento de nuestra historia nos da identidad y ésta es como la dignidad, es lo último que debemos estar dispuestos a perder.
Por eso, las charlas con los asistentes, los recorridos por los senderos y lugares de al rededor, no hacen sino llenarnos de entusiasmo al intentar revivir lo que hombres de hace dos siglos eran capaces de hacer, y damos fe de que las privaciones, esfuerzos y sacrificios de todo tipo, parecen que fueran irrepetibles en la actualidad.
El Bajo Aragón permite todo eso y más, donde existen lugares en los que una persona puede estar absolutamente sola con la naturaleza imaginando lo que allí ocurrió hace siglos y miles de años.