FRAN LUCAS HERREROPeregrino aragonés. @esmicaminodesantiago


El Monasterio de Santa María de Santa Fe está situado en el barrio de Santa Fe del término municipal de Zaragoza, provincia de Zaragoza, en dirección a Cadrete y a unos escasos kilómetros de Zaragoza capital, que desde la lejanía ya lo ves cuando te vas acercando, y si no conoces lo que vas a encontrarte te sorprendes de su inmundo estado de conservación. Pero es que tal como reflejo en el título es una de esas tantas pequeñas joyas que, llena de luces y sombras, está totalmente olvidada por el tiempo y las instituciones.

Sería largo detallar orígenes, fechas y datos, ya que son enormes y detallados aun a pesar de haberse perdido gran parte de su documentación histórica, bien por dejadez, saqueo, destrucción, robo, expolio, venta o lo que se desee imaginar, pero aún así el mismo fue construido en 1341, reedificado en el siglo XVIII por el arquitecto Ventura Rodríguez al uso de la época; es decir, barroco, y declaradas su portada principal y su iglesia como monumento histórico-artístico nacional en 1979, durante el primer sitio de Zaragoza en la Guerra de la Independencia, el monasterio fue asaltado por las tropas francesas, tomaron el lugar y lo convirtieron en cuartel y depósito de tropas y caballería, siendo poco respetados sus dependencias y lo que se contenía tras sus muros, y es que ya se sabe, aquellos franceses eran quienes traían la libertad y el progreso tras pasar como plaga de langostas sobre un campo de trigo…

La desamortización de Mendizábal y otras desafortunadas medidas le dieron la puntilla final al monasterio, que ya no se recuperó de sus graves heridas. Fue adquirido el monumento por la familia Jordana de Pozas, que gestionó el monumento y su entorno, así como las tierras que compraron a los monjes fueron siendo vendidas poco a poco, propiedades a particulares, y finalmente el propio edificio de la iglesia del Monasterio a otras manos de particulares, sus propietarios actuales. Pero el deterioro sigue avanzando, y por ello incluso fue necesaria una actuación más que urgente en el año 1981, cuando hubo que realizar unas obras para consolidar la torre y evitar que se viniera abajo, Pero el abandono, la desidia y el “a mí no me toca” y el “a mí que me registren” siguen ahí, supongo que hasta que todo se venga abajo y entonces todo se recalifique y se construyan al momento adosados tan de moda alrededor del pobre monasterio, que encima es de suponer le pondrían de nombre “Residencial Monasterio de Santa Fe”. Y es que curiosamente, el Monasterio de Santa Fe ha ido deteriorándose a medida que su entorno se poblaba de chalets y urbanizaciones de unifamiliares.

Puedo decir también, para más pena del monasterio, que es el único de los cuatro grandes monasterios cistercienses que tenemos en Aragón junto a los de Piedra, Rueda y Veruela que ha sido olvidado y no ha sido ya ni quiera reformado o reconstruido, sino que tampoco se ha tenido la motivación y vergüenza de ser conservado eficaz y dignamente. Y es que si, siempre se alega que los daños sufridos en la Guerra de la Independencia, unido al maltrato de haberse utilizado ya desde el siglo XIX su solar en labores agropecuarias y haberse añadido a su entorno incluso viviendas, son las causas de haberlo desahuciado arquitectónicamente, ante lo que uno tiene simplemente que alzar la voz y decir por no gritar, aunque grito al ponerlo en mayúsculas: ¿NO TIENES NADA MEJOR PARA CONVENCERME QUE ESAS EXCUSAS BARATAS? Y es que no valen excusas, ya va para casi dos siglos de dejadez, y podría entender y perdonar la soledad del monasterio durante un siglo y tres cuartos, pero a partir de entonces, de una fecha donde ya era posible ayudarle a recuperar su brillo, eso desbarata cualquier posible excusa, ya que ante ello incluso puedo alegar que incluso el Monasterio de Rueda que tan bien conozco y tanta rabia verlo antes daba en manos privadas, antes de su cambio y reformas a partir del 2016, también estaba hecho válgame decir la palabra, una pura mierda, pero que con ganas y el adecuado valor de acometer lo que es necesario, hoy nos muestra tras una inversión ridícula la belleza y esplendor de un monasterio reformado como lo es a día de hoy, recuperando las visitas y exponiendo partes que hasta ahora nunca se habían expuesto al público, salvo para quienes accedíamos al lugar para echarnos a llorar ante tanta desidia que por entonces veíamos.

Y es que preguntes, digas o indagues aquí y allá, el resultado siempre es el mismo, ya que desde la Consejería de Cultura de la DGA explican que “se trata de una propiedad privada y que por la normativa urbanística es el propietario –en este caso varios- quien debe hacerse cargo del mantenimiento…” Pero luego ves de fondo una rendija donde dice aquello de que “…en el caso de que se declarara oficialmente en ruina un Bien de Interés Cultural, sería Patrimonio quien debería actuar en consecuencia…”. Pero no ves que se actúe en consecuencia en nada, salvo en dejar que siga pasando el tiempo, ni se compra a quien debe comprarse, ni se hacen gestiones, ni para que hablar, pero ante lo que si no se actúa pronto, aunque espero que si, seguro que como vivo cerca del lugar, seguro que un día encontraría ese cartel que pondría eso de gran promoción: “Residencial Monasterio de Santa Fe: aproveche la ocasión de vivir en un lugar privilegiado”.

En Santa Fe, a día de hoy, al menos mientras escribo estas líneas muy cerca del lugar, sentado en una mesa de un bar restaurante situado al lado, tomándome una cerveza a escasos metros del monasterio, ese cartel todavía no existe, pero las principales estructuras, aunque muy deterioradas y que a duras penas continúan en pie, mañana quizás se vengan abajo y ese cartel entonces si exista…

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