Estamos absortos en nuestros problemas domésticos, que no son pocos, y pendientes de lo que vendrá… redoble de tambor, sensaciones varias, perplejidades y pronósticos.

Con el comienzo de la guerra entre Israel y Palestina, o entre Israel y los grupos y países que ayudan a Palestina, o al menos dicen hacerlo; se nos ha olvidado que continua el conflicto de Ucrania y el de Siria; todos ellos relacionados.

Hemos leído mucho de los “orígenes históricos” del sempiterno conflicto entre Israel y Palestina, y cuando se acude a la historia para justificar determinados derechos, el problema surge en determinar la fecha o el momento que interesa a unos y otros.

Por parte del pueblo hebreo “Abraham salió de la ciudad de Ur con su padre y su sobrino Lot, y permaneció varios años en Harán, hasta la muerte de su padre. Desde Harán emigró con Sara y Lot, sus seguidores y rebaños, hasta Siquem, región de Canaán, donde Yahvé dio tierra a él y a su descendencia”. La tierra de Canaán es la actual Palestina.

Y por parte de los palestinos, los filisteos, llamados “pueblos del mar” por los antiguos egipcios, se asentaron en la Edad de Hierro en lo que hoy es la franja de Gaza. El término Palestina deriva del griego, en referencia a los filisteos bíblicos.

Desde la celebración del Primer Congreso Sionista, en Basilea el año 1897, con la figura de Theodor Herzl, y la proclamación del Estado de Israel por Ben-Gurión en 1948, el mundo árabe y el no árabe de Oriente Medio han luchado en diversas guerras, 1967 y 1973, contra él; a la par de proyectos panarabistas y de expansión en las dos ramas del Islam.

Pero aparte de todos estos hechos y circunstancias, en el siglo XXI, debemos conocer los intereses geopolíticos y geoeconómicos que se esconden detrás de todos estos conflictos.
En primer lugar, Oriente Medio, zona geográfica de importancia estratégica por sus recursos petrolíferos y gasísticos; los acuerdos secretos de Sykes-Picot en 1916, entre Reino Unido y Francia, buscaban dividir para mantener el control sobre ella.

Pero Oriente Medio parece tener otro futuro, según las intenciones del príncipe heredero saudí Mohammad bin Salmán, MBS, que ha afirmado en numerosas ocasiones que no se morirá sin verlo convertido en la “Nueva Europa” y en “OTAN de Oriente Medio”.

Israel por su parte, necesita de la alianza de Arabia Saudita y sus países amigos, Egipto, con el objeto de consolidar su posición en la zona y el suministro de recursos clave, estableciendo también para ello, una triple alianza con EEUU, Arabia Saudita y Marruecos.

Es decir, se controla El Magreb, frente a un Sahel complicado en manos del grupo Wagner y la colaboración indirecta de China; así como se estabiliza Oriente Medio para crear un corredor económico, UE-Arabia saudita-India, que compita con esta última. Todos estos intereses condicionan las posturas de la UE, EEUU, Rusia, China, los países árabes e Irán, esta última la menos interesada en que este plan se materialice.

En toda esta red, los palestinos y los grupos armados, se han convertido en un problema a solucionar, para y por quienes quieren construir este nuevo orden; y es a lo que estamos asistiendo.

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