Dormir sobre un cartón o en un cajero: la noche cae en Zaragoza para las personas sin hogar

Personas sin hogar en Zaragoza
photo_camera 128 personas sin hogar duermen en la calle en Zaragoza

Las noches del jueves suponen en Zaragoza el inicio oficioso del fin de semana: bares y discotecas empiezan a abrir la caja registradora para los próximos días y el “juepincho” se adueña de los barrios más populares de la noche zaragozana. No obstante, por las calles de la capital hay quien se queda mucho más allá del cierre de los locales. Y no solo los jueves, sino también los lunes, los miércoles o los domingos.

Este jueves a las 20.45 horas no cabía un alfiler en el salón de actos del Colegio Mayor Virgen del Carmen, donde 350 voluntarios de la Cruz Roja se abrigaron y desplegaron sus paraguas. Ni la lluvia ni el frío de una noche de noviembre pudo parar a estas personas de patrullar cada rincón de la ciudad durante la madrugada para hacer su bienal censo de personas sin hogar, que llevaba cuatro años sin celebrarse debido al estallido de la pandemia en 2020.

La previsión de la organización indicaba que había aumentado el número de personas sin hogar, y así se comprobó. Fueron 128 las personas que pasaron la noche en la calle. Las cifras concretas arrojaron que en su mayoría eran hombres, 111, mientras que 13 eran mujeres y cuatro de ellos no se pudo determinar su sexo porque ya estaban durmiendo.

Recorrer Zaragoza en una noche, a pesar de las leyendas navideñas, no es una tarea fácil. Por ello, Cruz Roja distribuyó a sus 350 efectivos en grupos de cinco y seis personas y les asignó una zona concreta según los códigos postales, las cuales se patrullaron a pie, en transporte público o en coche, según las necesidades.

LOS VOLUNTARIOS, ESENCIALES

“Lo más importante es actuar con empatía: estamos entrando en su casa”, repetía seria María Gerarda, una enfermera natural de Brasil pero que vino a vivir a Aragón en 1999 y no se pierde ninguna formación. “Busco curar las heridas de la sociedad, simplemente me gusta ayudar a la gente”, concluía tras explicar su experiencia como voluntaria de Cruz Roja: se apuntó en 2016 y presta servicio con inmigrantes que necesitan gestionar la documentación para vivir legalmente aquí.

La Cruz Roja dispone de recursos temporales para las personas sin hogar para que puedan acabar en pisos tutelados o albergues, según su grado de autonomía. No obstante, es la propia voluntad de la persona no salir de la calle: “Algunos no quieren ir a albergues por no dejar a sus seres queridos o sus mascotas fuera, o incluso por el ambiente o las rencillas dentro de los alojamientos”, explica Sara, la coordinadora del grupo de María Gerarda.

Todos los voluntarios contaban con un formulario de preguntas dirigidas a las personas que se encontraban en la calle, con lo cual pueden elaborar un informe detallado de cada una de estas personas. Esto facilita la labor de aquellos equipos que salen cada noche del año a repartir comida y comprobar que están bien. Este año, los voluntarios han conseguido 82 respuestas a los cuestionarios.

“Volver a retomar este recuento es una parte muy importante de nuestra organización, y hemos podido constatar que la crisis sanitaria que ha castigado muy duramente a esta población en situación extrema de vulnerabilidad”, concluyen desde Cruz Roja.